lunes, 28 de mayo de 2018
viernes, 25 de mayo de 2018
NUESTRO TRABAJO, NUESTRA DIGNIDAD
El 1º de mayo se estableció como el Día de lxs Trabajadorxs durante un congreso de la Segunda Internacional Socialista, en 1889. La fecha honra la memoria de cinco obreros condenados a pena de muerte en Estados Unidos por protagonizar, junto a otros miles, un ciclo de luchas por la reducción de la jornada laboral que se inició con una huelga en la ciudad de Chicago, el 1º de mayo de 1886.
Ciento treinta y dos años, y unos cuántos kilómetros, nos separan de aquel hecho, conocido como “la revuelta de los mártires de Chicago”. Pero de entonces a hoy, también por acá hubo y hay historias de lucha que vale la pena recordar. Con la intención de reflexionar sobre esa historia de conquistas de derechos, organizamos junto a la Central de Trabajadorxs Argentinxs una charla-taller que llamamos “Las luchas en el puerto: ¿qué está pasando con nuestros derechos laborales hoy?”
Muchos y muchas nos sentimos parte de esa historia de reivindicaciones. Una forma de continuar con su legado es apropiárnoslo como una herramienta para formar y ejercitar una conciencia colectiva, vital en tiempos en los que la pelea se concentra, principalmente, en defender lo conquistado.
Participar de esta actividad implicó para las organizaciones convocadas cambiar la forma habitual de conmemorar el Día Internacional de los Trabajadorxs. Pensar en un espacio alternativo a la Plaza Rivadavia y en una modalidad distinta al tradicional acto con oradorxs. Esta intención vino a coincidir con el acampe que los aceiteros de Cargill sostienen en reclamo de mejoras salariales y de la reincorporación, aquí y en Rosario, de sus compañeros despedidos. En cierto modo, fue el gremio de aceiteros el que dio el primer paso para concretar esta charla, al participar el último 22 de abril un festival con música y choripanes en en la rotonda de ingreso al puerto.
La charla en el museo se vivió, entonces, como una suerte de continuidad de aquella jornada. Desde sus comienzos, este museo -no nos cansaremos de repetirlo- estuvo marcado por historias de trabajadorxs en lucha. Puntualmente, de los ferroviarios que, durante las privatizaciones de las empresas del Estado en los años ’90, salvaron del desguace herramientas, documentos y demás objetos pertenecientes a Ferrocarriles Argentinos. Acto seguido, lxs integrantes del museo, poniendo en duda que sólo los varones de renombre pueden contar y hacer la Historia de un país, fueron en busca de los testimonios de quienes habían manipulado aquellas herramientas. De este modo, se inició una tarea de investigación en conjunto con lxs trabajadorxs del puerto, las usinas y el ferrocarril, que enriqueció con sus voces y experiencias el relato de nuestro pasado.
Es para celebrar que Ferrowhite, un museo comprometido con la visibilización de estas historias, haya acompañado esta charla entre integrantes de distintos gremios y sindicatos para reflexionar sobre el trabajo en el presente. Y no sólo en vinculación con lxs obrerxs ferroportuarixs. La mañana del sábado también se acercaron hasta aquí municipales, docentes secundarios y universitarios, profesionales de la salud, trabajadoras de ANSES, mensajeros y cadetes de ASTRAMyC, bancarixs, músicxs, judiciales, aceiteros, trabajadoras de museos, comunicadorxs, trabajadores de la Cooperativa INCOB y estudiantes de las escuelas de arte.
Historia para armar
Hace pocas semanas, presentamos en sociedad tres trabajadores para armar. Estos nuevos integrantes del museo taller vienen cuestionar la figura, un poco estereotipada, de esos obreros presentes en las salas de Ferrowhite desde el día de su inauguración. Cada uno representa, a grandes rasgos un periodo de la historia de este puerto, que tiene por correlato un modelo de producción y acumulación de las riquezas: el agroexportador, bajo la tutela del capital inglés; el de gestión estatal; y el neoliberal, con su puerto transnacional.
Estos obreros invitan a reflexionar sobre las transformaciones del trabajo a lo largo del tiempo, a comparar las situaciones pasadas con lo que sucede en el presente. Formulan preguntas que no tienen una sola respuesta: ¿qué es un trabajador?, ¿qué es el trabajo?, ¿qué es una trabajadora?, ¿qué supone trabajar en el capitalismo? Asimismo, nos ponen ante el desafío de repensar la cuestión en sus múltiples dimensiones: a considerar las condiciones de trabajo y las luchas de acuerdo con los distintos contextos; a reflexionar el trabajo como un derecho humano, pero también como una mercancía; a tener en cuenta, como dice una de las paredes del museo, que “un trabajador nunca es sólo un trabajador, sino también lo que desea y lo que teme, qué come y cómo baila, las cosas por las que brinda y aquellas por las que lucha”.
La mañana del sábado con Analía y Emilce organizamos una ronda con sillas. Entre ellas distribuimos ocho relatos sobre luchas en el puerto. La propuesta fue leerlos en voz alta para luego comentarlos entre todxs. Seleccionamos textos referidos a la huelga de 1907, a las huelgas ferroviarias de 1958 y 1961, a la huelga portuaria de 1966 y a la huelga de pescadores artesanales del año 2000. Otros fragmentos hablaban de lxs obrerxs desaparecidxs durante la última dictadura, y de lxs trabajadorxs desocupadxs y precarizadxs que se hicieron presentes con fuerza en la escena pública a partir de los años noventa. A medida que los íbamos leyendo los textos, escribíamos algunas palabras sobre las espaldas de los obreros de madera, junto a comentarios y preguntas que surgían de la conversación.
Intervenciones
Pasó algo bastante extraño para esta clase de encuentros. La palabra no quedó centralizada entre “los más formados”. Leer y conversar sobre los diferentes relatos posibilitó que la voz circulara entre muchxs. Quienes se expresaban lo hacían con actitud de aportar desde la propia experiencia, desde las problemáticas específicas de su sector, también desde los recuerdos y vivencias, sin intención de imponer un punto de vista sobre lo qué debemos hacer como clase trabajadora. La docente y secretaria general de la CTA, Ana Canullo, intervino desde ese lugar:
“El año pasado, cuando empezamos a estudiar la Reforma educativa y en octubre empezamos a enfrentar la Reforma laboral, empezamos a ver cómo todo encajaba perfectamente […] Se supone que desde educación tenemos que formar aquél trabajador del futuro más precarizado e individualista, en lugar de darle herramientas para cuestionar el sistema”.
El encuentro también nos permitió conocer otras historias de trabajo de algunxs compañerxs. Cacho Allende, actual dirigente de la Asociación Judicial Bonaerense, nos relató su despido –junto al de muchxs otrxs– de la Junta Nacional de Granos en 1985, hecho que vino a poner de manifiesto el fin del modelo de gestión estatal, en el cual el trabajo operaba como el articulador de las relaciones sociales, y su reemplazo por otro en el que el capital financiero y transnacional comenzó a gobernarlas:
“En el año ‘84 u ‘85, no recuerdo exacto, los trabajadores de la Junta Nacional de Granos hicimos 15 días de paro. Habíamos paralizado el Puerto. En el año ‘85, el Elevador número 5 había tenido su mayor rendimiento. Se redujo notablemente su operatividad y se dio paso a la privatización de un ente que daba varios millones de dólares al país […] Se lo concedieron a Bunge y Born por 300 mil dólares al año. Era lo que faltaba destruir. Muchos de nosotros pensamos que fue un atentado y no un accidente […] En ese entonces, estábamos compitiendo, palo a palo, con Estados Unidos”.
Por otra parte, la huelga ferroviaria del ‘58 nos dio el pie para hablar del rol de las mujeres, al margen de las tareas de cuidado y reproducción de la vida. En el marco de aquella lucha, un gran número de mujeres salió a la calle para exigir por la liberación de sus esposos, detenidos durante la multitudinaria marcha del 1° de diciembre. Lo interesante de haberlo comentado fue no tanto dar cuenta de otro ejemplo de participación de las mujeres en la esfera pública, sino los nuevos interrogantes que ese relató despertó. Paula Ercoli, del colectivo FM De La Calle, expresó:
“A veces una se pregunta qué rol a lo largo de la historia ocupamos las mujeres y no tenemos muchas respuestas […] Entiendo la discusión en cuanto al trabajo doméstico, que nos ha llevado a pensar que las mujeres sostenían los lugares reproductivos para que el obrero pudiera salir a organizarse, salir a trabajar a la fábrica, etc. El desafío más grande, es pensar dónde estaban las mujeres dentro del mercado. Porque me resulta imposible pensar que, en procesos de trabajo tan grandes, las mujeres estuvieran ausentes”.
En este sentido, durante la charla aparecieron nuevas pistas para ampliar las investigaciones sobre el mundo del trabajo en el puerto. Si nos une la necesidad de pasarle a la historia el cepillo a contrapelo, tenemos que indagar en las historias de las obreras, quienes sufrieron y resistieron a la explotación de dos sistemas, el del capitalismo y el del patriarcado.
* Los dibujos que acompañan este texto fueron hechos por Franco Cabrera Santos durante el desarrollo de la charla.
[1] Aizicovich H. (2018). “Emprendedurismo y flexibilización laboral”. Revista Acción: en defensa del cooperativismo y del país, n.° 1242, mayo, segunda quincena. Recuperado de: https://www.accion.coop/emprendedurismo-y-flexibilizacion-laboral
[2] Fernández Massi, M. (2017). “Crónica de una reforma anunciada”. Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas. Recuperado de: https://www.ocepp.com/single-post/2017/11/12/Cr%C3%B3nica-de-una-reforma-anunciada
[3] Arceo, N. et al (2008). “Empleo y salarios en la argentina. Una visión de largo plazo”. Buenos Aires: Capital intelectual, Claves para todos, colección dirigida por José Nun, n.° 80, p. 89.
Ciento treinta y dos años, y unos cuántos kilómetros, nos separan de aquel hecho, conocido como “la revuelta de los mártires de Chicago”. Pero de entonces a hoy, también por acá hubo y hay historias de lucha que vale la pena recordar. Con la intención de reflexionar sobre esa historia de conquistas de derechos, organizamos junto a la Central de Trabajadorxs Argentinxs una charla-taller que llamamos “Las luchas en el puerto: ¿qué está pasando con nuestros derechos laborales hoy?”
Muchos y muchas nos sentimos parte de esa historia de reivindicaciones. Una forma de continuar con su legado es apropiárnoslo como una herramienta para formar y ejercitar una conciencia colectiva, vital en tiempos en los que la pelea se concentra, principalmente, en defender lo conquistado.
Participar de esta actividad implicó para las organizaciones convocadas cambiar la forma habitual de conmemorar el Día Internacional de los Trabajadorxs. Pensar en un espacio alternativo a la Plaza Rivadavia y en una modalidad distinta al tradicional acto con oradorxs. Esta intención vino a coincidir con el acampe que los aceiteros de Cargill sostienen en reclamo de mejoras salariales y de la reincorporación, aquí y en Rosario, de sus compañeros despedidos. En cierto modo, fue el gremio de aceiteros el que dio el primer paso para concretar esta charla, al participar el último 22 de abril un festival con música y choripanes en en la rotonda de ingreso al puerto.
La charla en el museo se vivió, entonces, como una suerte de continuidad de aquella jornada. Desde sus comienzos, este museo -no nos cansaremos de repetirlo- estuvo marcado por historias de trabajadorxs en lucha. Puntualmente, de los ferroviarios que, durante las privatizaciones de las empresas del Estado en los años ’90, salvaron del desguace herramientas, documentos y demás objetos pertenecientes a Ferrocarriles Argentinos. Acto seguido, lxs integrantes del museo, poniendo en duda que sólo los varones de renombre pueden contar y hacer la Historia de un país, fueron en busca de los testimonios de quienes habían manipulado aquellas herramientas. De este modo, se inició una tarea de investigación en conjunto con lxs trabajadorxs del puerto, las usinas y el ferrocarril, que enriqueció con sus voces y experiencias el relato de nuestro pasado.
Es para celebrar que Ferrowhite, un museo comprometido con la visibilización de estas historias, haya acompañado esta charla entre integrantes de distintos gremios y sindicatos para reflexionar sobre el trabajo en el presente. Y no sólo en vinculación con lxs obrerxs ferroportuarixs. La mañana del sábado también se acercaron hasta aquí municipales, docentes secundarios y universitarios, profesionales de la salud, trabajadoras de ANSES, mensajeros y cadetes de ASTRAMyC, bancarixs, músicxs, judiciales, aceiteros, trabajadoras de museos, comunicadorxs, trabajadores de la Cooperativa INCOB y estudiantes de las escuelas de arte.
Historia para armar
Estos obreros invitan a reflexionar sobre las transformaciones del trabajo a lo largo del tiempo, a comparar las situaciones pasadas con lo que sucede en el presente. Formulan preguntas que no tienen una sola respuesta: ¿qué es un trabajador?, ¿qué es el trabajo?, ¿qué es una trabajadora?, ¿qué supone trabajar en el capitalismo? Asimismo, nos ponen ante el desafío de repensar la cuestión en sus múltiples dimensiones: a considerar las condiciones de trabajo y las luchas de acuerdo con los distintos contextos; a reflexionar el trabajo como un derecho humano, pero también como una mercancía; a tener en cuenta, como dice una de las paredes del museo, que “un trabajador nunca es sólo un trabajador, sino también lo que desea y lo que teme, qué come y cómo baila, las cosas por las que brinda y aquellas por las que lucha”.
La mañana del sábado con Analía y Emilce organizamos una ronda con sillas. Entre ellas distribuimos ocho relatos sobre luchas en el puerto. La propuesta fue leerlos en voz alta para luego comentarlos entre todxs. Seleccionamos textos referidos a la huelga de 1907, a las huelgas ferroviarias de 1958 y 1961, a la huelga portuaria de 1966 y a la huelga de pescadores artesanales del año 2000. Otros fragmentos hablaban de lxs obrerxs desaparecidxs durante la última dictadura, y de lxs trabajadorxs desocupadxs y precarizadxs que se hicieron presentes con fuerza en la escena pública a partir de los años noventa. A medida que los íbamos leyendo los textos, escribíamos algunas palabras sobre las espaldas de los obreros de madera, junto a comentarios y preguntas que surgían de la conversación.
Pasó algo bastante extraño para esta clase de encuentros. La palabra no quedó centralizada entre “los más formados”. Leer y conversar sobre los diferentes relatos posibilitó que la voz circulara entre muchxs. Quienes se expresaban lo hacían con actitud de aportar desde la propia experiencia, desde las problemáticas específicas de su sector, también desde los recuerdos y vivencias, sin intención de imponer un punto de vista sobre lo qué debemos hacer como clase trabajadora. La docente y secretaria general de la CTA, Ana Canullo, intervino desde ese lugar:
“El año pasado, cuando empezamos a estudiar la Reforma educativa y en octubre empezamos a enfrentar la Reforma laboral, empezamos a ver cómo todo encajaba perfectamente […] Se supone que desde educación tenemos que formar aquél trabajador del futuro más precarizado e individualista, en lugar de darle herramientas para cuestionar el sistema”.
El encuentro también nos permitió conocer otras historias de trabajo de algunxs compañerxs. Cacho Allende, actual dirigente de la Asociación Judicial Bonaerense, nos relató su despido –junto al de muchxs otrxs– de la Junta Nacional de Granos en 1985, hecho que vino a poner de manifiesto el fin del modelo de gestión estatal, en el cual el trabajo operaba como el articulador de las relaciones sociales, y su reemplazo por otro en el que el capital financiero y transnacional comenzó a gobernarlas:
“En el año ‘84 u ‘85, no recuerdo exacto, los trabajadores de la Junta Nacional de Granos hicimos 15 días de paro. Habíamos paralizado el Puerto. En el año ‘85, el Elevador número 5 había tenido su mayor rendimiento. Se redujo notablemente su operatividad y se dio paso a la privatización de un ente que daba varios millones de dólares al país […] Se lo concedieron a Bunge y Born por 300 mil dólares al año. Era lo que faltaba destruir. Muchos de nosotros pensamos que fue un atentado y no un accidente […] En ese entonces, estábamos compitiendo, palo a palo, con Estados Unidos”.
“A veces una se pregunta qué rol a lo largo de la historia ocupamos las mujeres y no tenemos muchas respuestas […] Entiendo la discusión en cuanto al trabajo doméstico, que nos ha llevado a pensar que las mujeres sostenían los lugares reproductivos para que el obrero pudiera salir a organizarse, salir a trabajar a la fábrica, etc. El desafío más grande, es pensar dónde estaban las mujeres dentro del mercado. Porque me resulta imposible pensar que, en procesos de trabajo tan grandes, las mujeres estuvieran ausentes”.
En este sentido, durante la charla aparecieron nuevas pistas para ampliar las investigaciones sobre el mundo del trabajo en el puerto. Si nos une la necesidad de pasarle a la historia el cepillo a contrapelo, tenemos que indagar en las historias de las obreras, quienes sufrieron y resistieron a la explotación de dos sistemas, el del capitalismo y el del patriarcado.
Pero… Vayamos al hueso: ¿qué va a pasar con nosotrxs?
Los obreros de Cargill nos comentaron que la planta de esta multinacional puede producir con sólo 16 operarios, dado que la mayoría de los puestos de trabajo son para realizar tareas de mantenimiento. Conocer esta realidad, nos obligó a discutir un tema sensible: ¿cuál será el futuro de lxs trabajadorxs ante el avance del capital? Según Diego Márquez, delegado sindical de la empresa
“con tanta tecnología, va a llegar un momento en que los trabajadores no vamos a tener qué hacer, la única fuerza de trabajo que vamos a brindar va a ser más que nada, la intelectual […] A los trabajadores lo único que nos va a quedar es la conciencia de clase para decir basta”.
En la misma línea, Analía Lusarreta, docente e integrante de la comisión directiva de Suteba, agregó que el capitalismo necesita de la fuerza de trabajo para acumular y que, en este sentido, no es posible pensar un capitalismo sin explotación laboral:
“el capitalismo siempre necesita de trabajadores, el tema es si va a aumentar o sostener una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia, y sobre todo, en qué condiciones. El neoliberalismo necesita y promueve situaciones de flexibilización laboral cada vez más profundas. […] En China y en India hay mano de obra más barata que lo que puede costar fabricar un robot”.
En nuestro país, el gobierno impulsa la campaña del ‘emprendedurismo’ como una fórmula cuasi mágica para resolver problemas como la falta de empleo, los despidos masivos, la precarización laboral y la pérdida del salario. Según esta visión, salir a flote no debería depender de la “gentileza” de un patrón que nos ofrezca un puesto, sino de cuánto esfuerzo individual dediquemos a revertir nuestras condiciones materiales. Esta medida da por sentado que lxs trabajadorxs partimos de una misma línea de salida y contamos con iguales recursos y posibilidades, al tiempo que se presenta como algo aislado de una cada vez más crítica realidad socioeconómica:
“Conceptualmente, emprendedor es quien «emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas» y emprender refiere a «acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño». Este concepto genérico lleva entonces al ideal del hombre moderno en la que el esfuerzo personal, la libertad del individuo y la igualdad de oportunidades contribuyen al desarrollo de la condición humana.”[1]
Esta receta toma cuerpo en la figura del/la trabajador/a monotributista, profundizando la precarización de las relaciones laborales. En el proyecto de Reforma Laboral que el oficialismo presentó en el Congreso en diciembre del año pasado, podía leerse que las empresas lograrían maximizar sus ganancias por la doble vía de la explotación de la fuerza de trabajo y el abandono de los costos de la seguridad social:
“A la flexibilidad horaria y el abaratamiento del despido se suma un tercer elemento: el abaratamiento de la registración de la relación laboral. Por un lado, se propone una reducción generalizada de aportes y contribuciones patronales a la seguridad social –que hasta hace unos meses se planteaba que sería sectorial–; y por otro lado se condonarían las deudas y reducirían las sanciones para la falta de registración de las relaciones laborales –que además ya no serán cobradas por el trabajador, desincentivando la denuncia de estas irregularidades–. Así, la mayor registración, que se plantea como un objetivo primordial de la reforma, se pretende lograr a costa de degradar sus implicancias, desfinanciando el sistema de seguridad social.”[2]
Este panorama se complejiza aún más con un elemento que perjudica la unidad de acción del conjunto de lxs trabajadorxs y refiere a la fragmentación –cada vez mayor– de la fuerza de trabajo, “es decir, al proceso que ha llevado a un distanciamiento cada vez mayor entre los ocupados con beneficios sociales de aquellos que no los poseen, así como de todos ellos en relación con los desocupados.”[3]
Un gesto de unidad
En el Prende nos esperaban lxs chicxs, junto a sus familias y las mujeres de la Asociación de Amigxs del Castillo, para compartir una mesa que se extendió a lo ancho del taller. Allí brindamos por todas las situaciones que esa mañana habían sucedido en simultáneo con la charla: la cocina de kilos y kilos de tallarines con tuco y la jornada de impresión de remeras con los foquitos del Prende.
“En un momento del capitalismo ha surgido esto de ¿por qué no nos adueñamos de las empresas? […] El trabajador tiene la fuerza, aún hoy, con todo esto de que nos han querido desarmar. Todavía, me parece, que está eso en nosotros, nosotros podemos ponernos a la cabeza de todo esto. Yo sigo siendo muy optimista”. Con estas palabras se refirió Norma Santiago –trabajadora jubilada del Hospital Municipal- a la oportunidad de hacer valer nuestra dignidad como laburantes, por ejemplo, multiplicando las experiencias de las fábricas recuperadas. Recibió muchos aplausos, tantos que casi le damos el cierre a la cosa ahí nomás… pero es preciso dejar esta crónica aquí.
“con tanta tecnología, va a llegar un momento en que los trabajadores no vamos a tener qué hacer, la única fuerza de trabajo que vamos a brindar va a ser más que nada, la intelectual […] A los trabajadores lo único que nos va a quedar es la conciencia de clase para decir basta”.
“el capitalismo siempre necesita de trabajadores, el tema es si va a aumentar o sostener una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia, y sobre todo, en qué condiciones. El neoliberalismo necesita y promueve situaciones de flexibilización laboral cada vez más profundas. […] En China y en India hay mano de obra más barata que lo que puede costar fabricar un robot”.
“Conceptualmente, emprendedor es quien «emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas» y emprender refiere a «acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño». Este concepto genérico lleva entonces al ideal del hombre moderno en la que el esfuerzo personal, la libertad del individuo y la igualdad de oportunidades contribuyen al desarrollo de la condición humana.”[1]
Esta receta toma cuerpo en la figura del/la trabajador/a monotributista, profundizando la precarización de las relaciones laborales. En el proyecto de Reforma Laboral que el oficialismo presentó en el Congreso en diciembre del año pasado, podía leerse que las empresas lograrían maximizar sus ganancias por la doble vía de la explotación de la fuerza de trabajo y el abandono de los costos de la seguridad social:
“A la flexibilidad horaria y el abaratamiento del despido se suma un tercer elemento: el abaratamiento de la registración de la relación laboral. Por un lado, se propone una reducción generalizada de aportes y contribuciones patronales a la seguridad social –que hasta hace unos meses se planteaba que sería sectorial–; y por otro lado se condonarían las deudas y reducirían las sanciones para la falta de registración de las relaciones laborales –que además ya no serán cobradas por el trabajador, desincentivando la denuncia de estas irregularidades–. Así, la mayor registración, que se plantea como un objetivo primordial de la reforma, se pretende lograr a costa de degradar sus implicancias, desfinanciando el sistema de seguridad social.”[2]
Este panorama se complejiza aún más con un elemento que perjudica la unidad de acción del conjunto de lxs trabajadorxs y refiere a la fragmentación –cada vez mayor– de la fuerza de trabajo, “es decir, al proceso que ha llevado a un distanciamiento cada vez mayor entre los ocupados con beneficios sociales de aquellos que no los poseen, así como de todos ellos en relación con los desocupados.”[3]
Un gesto de unidad
En el Prende nos esperaban lxs chicxs, junto a sus familias y las mujeres de la Asociación de Amigxs del Castillo, para compartir una mesa que se extendió a lo ancho del taller. Allí brindamos por todas las situaciones que esa mañana habían sucedido en simultáneo con la charla: la cocina de kilos y kilos de tallarines con tuco y la jornada de impresión de remeras con los foquitos del Prende.
Cuando lxs trabajadorxs se encuentran para organizarse es muy común escuchar discursos que apelen a la necesidad de “construir la unidad de clase”. En el encuentro primó la importancia de escucharse y formarse con lxs otrxs a través de la experiencia; con esta pequeña acción fue posible ver materializada aquella proclama.
“En un momento del capitalismo ha surgido esto de ¿por qué no nos adueñamos de las empresas? […] El trabajador tiene la fuerza, aún hoy, con todo esto de que nos han querido desarmar. Todavía, me parece, que está eso en nosotros, nosotros podemos ponernos a la cabeza de todo esto. Yo sigo siendo muy optimista”. Con estas palabras se refirió Norma Santiago –trabajadora jubilada del Hospital Municipal- a la oportunidad de hacer valer nuestra dignidad como laburantes, por ejemplo, multiplicando las experiencias de las fábricas recuperadas. Recibió muchos aplausos, tantos que casi le damos el cierre a la cosa ahí nomás… pero es preciso dejar esta crónica aquí.
[1] Aizicovich H. (2018). “Emprendedurismo y flexibilización laboral”. Revista Acción: en defensa del cooperativismo y del país, n.° 1242, mayo, segunda quincena. Recuperado de: https://www.accion.coop/emprendedurismo-y-flexibilizacion-laboral
[2] Fernández Massi, M. (2017). “Crónica de una reforma anunciada”. Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas. Recuperado de: https://www.ocepp.com/single-post/2017/11/12/Cr%C3%B3nica-de-una-reforma-anunciada
[3] Arceo, N. et al (2008). “Empleo y salarios en la argentina. Una visión de largo plazo”. Buenos Aires: Capital intelectual, Claves para todos, colección dirigida por José Nun, n.° 80, p. 89.
martes, 22 de mayo de 2018
CASA RÍO
Algunas imágenes de lo que sucedió este fin de semana durante el encuentro "Las islas", organizado por Dani Lorenzo en Casa Río de Punta Lara.
Hubo exposición colectiva, deriva por la Isla Santiago, reconocimiento del humedal y de la costa del Río de la Plata, visitas a productores locales, presentación del libro "La parva muerte, o la memoria de los otros.", y presentación pública de las iniciativas participantes.
Allí estuvimos con nuestro proyecto "Isla Invisible".
sábado, 19 de mayo de 2018
COLGADOS DE UN HILO
El viernes pusimos en marcha nuestra propia oficina de telégrafos. Junto a lxs alumnxs y docentes del Colegio San Pedro de Fortín Mercedes, realizamos la primera comunicación telegráfica del proyecto "546 kilómetros", con el que nos proponemos conectar al museo taller con el Museo Estación Cultural Lucinda Larrosa de la localidad de Fernández Oro, en la provincia de Río Negro.
Idea del artista rosarino Federico Gloriani, el proyecto "546 kilómetros" invita a reflexionar sobre la evolución de los dispositivos de comunicación y el potencial poético -y puede que también crítico-, de los artefactos considerados obsoletos. Este año el Día Internacional de los Museos tuvo por lema: "museos hiperconectados". Cada señal que emite como un S.O.S el extraño aparato que armó Fede podría decodificarse así: "hiperconectados", es cierto, pero ¿A qué, entre quiénes y de qué manera?.
Ayer la conexión no fue con el Valle del Río Negro, sino con la ciudad de Rosario. Allí estaban Federico y su amigo Manuel Puentes. De este lado, nos daba una mano fundamental el maquinista Néstor Ibarra, que aprendió a transmitir en morse de la mano de su padre que era jefe de estación del Ferrocarril Nacional General Roca.
El telégrafo fue el primer medio que permitió a las personas comunicarse a distancia de manera casi instantánea. La gran red que hoy conecta a nuestras pantallas comenzó a tejerse con el humilde hilo telegráfico. Pero en el telégrafo, lo comprobamos con lxs chicxs ayer, la inmediatez está lejos de resultar transparente. Traducir cada palabra a puntos y rayas requiere de un esfuerzo considerable. El viejo y elemental telégrafo nos recuerda que si las comunicaciones son cada vez más simples, lo son en virtud de un orden técnico cada vez más complejo. Un orden que la mayoría de nosotros ha renunciado a comprender, en favor de una promesa de horizontalidad que encripta opacas jerarquías.
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jueves, 17 de mayo de 2018
LAS ISLAS
Nuestro compañero Agustín Rodríguez viaja con "Isla Invisible" hasta Punta Lara para participar de "Las islas", un encuentro que reúne a cinco proyectos artísticos que cruzan cursos de agua.
"Trabajar con/en/sobre una isla te lleva, tal vez por aislamiento o por puro naufragio, a conectarte con otros. Así es que ahora estamos en este periplo, a punto de reunirnos y hacer públicas nuestra derivas y producciones en Casa Río, el 19 y 20 de mayo."
https://www.facebook.com/Isla-Invisible-2111477369080343/
https://www.facebook.com/events/597914967233247/?active_tab=about
lunes, 14 de mayo de 2018
BINGO MONUMENTAL
miércoles, 9 de mayo de 2018
DALE BOLILLA AL CASTILLO
Sumate al Bingo Monumental que la Asociación Amigos del Castillo organiza en el Día Nacional de los Monumentos. La usina General San Martín es Monumento Histórico Nacional y Provincial. Si le damos bolilla, por ahí mejora su suerte.
domingo, 6 de mayo de 2018
TALLERES Y TALLARINES
Ayer las chicas y los chicos del taller Prende realizaron su primera jornada de impresión serigráfica. Aprovecharon la mañana luminosa para estampar un montón de foquitos sobre camisetas de distinto talle y color que ahora juegan todas para el mismo equipo. Entre tanto, en otro lugar del museo, algunos grandes armaban ronda. Con el 1º de mayo en mente, trabajadorxs del sindicato de aceiteros, ferroviarios de los Talleres Maldonado, docentes secundarios y universitarios, obreros del frigorífico recuperado INCOB, personal de la ex Junta Nacional de Granos, integrantes de la CTA, compañeros del Museo del Puerto, judiciales, bancarios, músicos, municipales, mensajeros y cadetes... llegaron hasta Ferrowhite para sumar sus reflexiones y testimonios a una charla que buscó hilvanar los conflictos de distintos momentos y sectores en una misma historia: la historia de las luchas laborales en la ciudad y el puerto. Pero también la cocina del Prende hervía de gente. Noemí y Ariel, Yesi y Darío, Titi, Antonella, Daiana, Yohana, Nenucha, Camila, Katty y las dos Lorenas, se organizaban para preparar kilos y más kilos de tallarines con tuco. Además del edificio y de la colección con la que suele ser identificado, conviene entender a este museo como una gran mesa. Una mesa que termina por quedar corta, no importa cuanto se extienda.