Fue hoy y no hace una semana. El clima lo quiso así. Esta mañana volvimos a juntarnos en el camino de acceso al museo para ver nuestras plantas crecer. Para sentarnos alrededor de ellas y compartir reflexiones y recuerdos. A 45 años del golpe cívico y militar, acá también plantamos memoria.
No es algo premeditado, pero en algún momento sucede: ESTAR en las islas del estuario, permanecer un tiempo ahí, implica dejar de hacerle preguntas al paisaje para dejarse interrogar por él.
TERRITORIOS SENSIBLES es una muestra a la intemperie que, como casi todo en esta aventura llamada "Isla Invisible", adopta la forma de un viaje. Un itinerario en tres actos ("estar", "ver" y "señalar") que busca compartir la experiencia de quienes fueron a las islas para volver transformados por ellas.
MOTIVOS PARA PARAR
Los paros de mujeres y disidencias que se hacen en el mundo desde el 2017 escapan del imaginario sindical, en el sentido de que no son huelgas en las que afectemos ‘la producción’ en forma tradicional, como puede ser parar una planta industrial o cortar una ruta. La energía está puesta en visibilizar historias de obreras, dar cuenta del valor de nuestros trabajos y actualizar la agenda de reivindicaciones sobre violencias y desigualdades.
MUJERES Y TRABAJOS COMUNITARIOS
Este año vinculamos la efeméride con los proyectos comunitarios que están en marcha en el Prende. Lo que comparten todos ellos es que, justamente, fueron pensados, organizados y sostenidos por mujeres. Y pensar cómo continuarlos en el tiempo, también es parte de las tareas que nos damos.
Otro de los elementos comunes de estos proyectos es que la tierra se hace presente. En las huertas, en los plantinazos, en las construcciones de hornos de barro y estufas de adobe, en el territorio que habitamos, la tierra está nutriendo cada experiencia, haciéndonos vivenciar aprendizajes personales y grupales. Y hay algo que es aún más importante: la confianza y los vínculos entre nosotras se fortalecen.
MUJERES Y TIERRA
Esa mañana invitamos a pensar situaciones en las que las mujeres y la tierra se conectan. ¿Qué historias trae esta tierra? fue la pregunta disparadora en esa ronda de mujeres.
Una mezcla, parte es de White y otra del nuevo patio en Bahía (Lorena A.)
Me conecta con el juego, la infancia, los
camiones de mi papá (Silvia)
La traje de la Ecoplanta de Cerri (Graciela)
Son los desechos que se vuelven abono
(Emilie)
Es tierra de la huerta de mi mamá (Yesi)
Es compost que hice en pandemia (Analía B.)
De una huerta compartida, una tiene zapallos
y la otra, tomates (Gisela y su vecina)
De la tierra de mi papá y el abuelo, donde
ahora tenemos la huerta (Analía S. y Camila)
Es de mis vecinxs porque yo no tengo patio
(Nora)
De la huerta que se comieron los perros
(Alejandra)
Es del compost que arranqué con mi papá
(Yanel)
De la huerta donde planté tomates (Malena)
Viene de una obra que papá hizo en casa y la
clausuraron (Viky)
La compré para compartir, tiene perlitas,
turba y nutrientes (Titi)
Cuando trabajo la tierra me acuerdo de mis
abuelos, decían que si cuidaba bien el jardín iba a tener lindas flores
(Marcela)
Este sábado realizamos el primer encuentro de Territorios sensibles, la tercera muestra de ISLA INVISIBLE, el proyecto de residencias en las islas del estuario de Bahía Blanca que desde 2017 llevamos adelante junto a la Reserva Natural Bahía Blanca, Bahía Falsa y Bahía Verde.
El último viaje de Isla Invisible nos llevó hasta la Isla Bermejo. Hacia allí navegamos casi 20 personas entre guardaparques, científicos, artistas y trabajadores de museos. Fueron cuatro días de acampe en un territorio en el que la espartina y los guanacos conviven con las ruinas de un saladero de cazón, las luces del polo petroquímico y el paso de los buques que entran y salen del puerto. ¿Cuál es nuestra relación con ese lugar cercano y a la vez remoto?
Hace un año, la pandemia nos obligó a suspender esta muestra. Hoy la reinventamos al aire libre para desafiar los límites del mapa mental que separa a la naturaleza de la historia y a nuestra ciudad de su entorno. La muestra se desarrollará en tres encuentros en el parque de la usina General San Martín, cada uno centrado en una acción: estar (27 de marzo), ver (10 de abril) y señalar (24 de abril).
Territorios sensibles cuenta con la participación de
artistas de Bahía Blanca, Punta Alta, Coronel Pringles, Neuquén, Lanús, Capital
Federal y Belho Horizonte (Brasil). Ellos son Carolina Andreetti, Juliana Baez,
Javier Barrio, Florencia Fiorini, Agustín Guaraz, Eduardo Martins Cunha,
Valeria Mussio, Francisco Panissoni, Leonardo Perrota, Fernando Sanchez, Sergio
Smith, Juan Vargas y Julieta Zubiri y, a partir de dicha experiencia,
elaboraron los objetos, videos, escritos, fotografías, dibujos y canciones que
forman parte de esta muestra.
Primer encuentro: ESTAR
El sábado 27 vamos a hablar acerca de lo que implica residir
en la isla. En ella acampamos buscando adaptarnos a la intemperie. Nos creemos
ajenos al lugar y por eso nos imponemos precariamente a las condiciones del
ambiente. Aunque, una vez allá, pasamos a formar parte del paisaje, dejamos de
hacerle preguntas al territorio para dejarnos interrogar por él.
El evento es gratuito, con inscripción previa y cupo limitado. Para reservar tu lugar escribinos a ferrowhite@gmail.com.
Por Museos de Bahía
Desde el jueves 25 de marzo podemos volver a visitar los
museos municipales de Bahía de manera presencial. Para hacerlo de manera
segura, debemos respetar todos los protocolos de cuidado. Repasemos estas
indicaciones:
Mantengamos una distancia de 2 metros.
Usemos el barbijo correctamente.
Utilicemos el alcohol en gel para higienizar nuestras manos.
Respetemos el distanciamiento museal. Miremos los objetos
sin tocar y sigamos los consejos de los trabajadores de museos.
En el link vas a encontrar el Protocolo de higiene y seguridad (Covid-19) para la apertura gradual y funcionamiento de museos en la provincia de Buenos Aires. https://bit.ly/3lFIAZ1
Los Museos de Bahía nos preparamos para recibirte de la mejor manera. Te esperamos. Seguinos en las redes para enterarte de todas las novedades del mundo de los museos. Nos cuidamos bien, disfrutamos más.
Es responsabilidad de todas y todos seguir los protocolos y
las medidas de seguridad vigentes para la prevención del contagio de Covid-19.
Respetemos las recomendaciones para poder seguir compartiendo encuentros en un
marco seguro.
Tierra, agua y un poco de pasto. Un ladrillo de adobe está
hecho con los elementos de la misma intemperie de la que nos protege. Ahí no
hay misterio. El asunto es la mezcla. La justa proporción que garantiza la
amalgama. Los baldes que vienen y van, la montañita que parece un volcán, las
palas que revuelven para que todo -tierra, agua, pasto, sudor y risa- se
entrevere hasta convertirse en algo perdurable, distinto a la simple suma de
sus partes. Sí, el asunto acá es la mezcla. ¿Pero algo parecido no puede
decirse de este museo?
Esta jornada de fabricación de ladrillos de adobe da continuidad al taller de construcción de hornos de barro iniciado a fines de 2020 junto la Universidad Tecnológica Nacional, la cooperadora del Jardín de Infantes 932 y la agrupación Creando Puentes, con el apoyo del programa Ibercultura Viva y del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca.
