Frío de Rusia. Alguien da la alarma desde la Rambla de Arrieta: por los canales de la ría vienen navegando témpanos de hielo... bueno, este comienzo es una exageración completa, pero más o menos esa era la sensación térmica acá en el puerto este fin de semana. Llegamos a pensar: ¿Quién va a venir con tanta lluvia? ¿Quién se va a dejar arrastrar por tanto viento? Y la verdad es que arrimó un montón, pero un montón de gente. Esta crónica podría haberse titulado "Vacaciones abajo de un poncho" o "Vacaciones en una heladera". Pero no, hubiera sido injusto, porque Noelía Rodríguez y sus ritmos industriales, Gastón Lacour y su fábrica de locomotoras, los talleres de los Microemprendedores whitenses, Héctor Guerreiro con su maqueta y nuestro Mecano de Marea, transformaron el frío en otra cosa. En algo que veníamos intuyendo pero que no tuvimos claro hasta ahora: ¿Sabés qué forman todos esos chicos que acá pintan, calan y encastran, que percuten, calculan y cantan, arrastrando de acá para allá mamás, papás, tías y abuelos chochos o desesperados? Todos esos chicos juntos hacen del museo una enorme caldera. En vacaciones de invierno Ferrowhite es una máquina a vapor. Esta crónica podría escribirse completa sobre sus vidrios empañados.
lunes, 22 de julio de 2013
LA ERA DEL VAPOR
Frío de Rusia. Alguien da la alarma desde la Rambla de Arrieta: por los canales de la ría vienen navegando témpanos de hielo... bueno, este comienzo es una exageración completa, pero más o menos esa era la sensación térmica acá en el puerto este fin de semana. Llegamos a pensar: ¿Quién va a venir con tanta lluvia? ¿Quién se va a dejar arrastrar por tanto viento? Y la verdad es que arrimó un montón, pero un montón de gente. Esta crónica podría haberse titulado "Vacaciones abajo de un poncho" o "Vacaciones en una heladera". Pero no, hubiera sido injusto, porque Noelía Rodríguez y sus ritmos industriales, Gastón Lacour y su fábrica de locomotoras, los talleres de los Microemprendedores whitenses, Héctor Guerreiro con su maqueta y nuestro Mecano de Marea, transformaron el frío en otra cosa. En algo que veníamos intuyendo pero que no tuvimos claro hasta ahora: ¿Sabés qué forman todos esos chicos que acá pintan, calan y encastran, que percuten, calculan y cantan, arrastrando de acá para allá mamás, papás, tías y abuelos chochos o desesperados? Todos esos chicos juntos hacen del museo una enorme caldera. En vacaciones de invierno Ferrowhite es una máquina a vapor. Esta crónica podría escribirse completa sobre sus vidrios empañados.
Una belleza de crónica, y de imágenes. Aplausos para Uds. Saludos desde el sur!
ResponderEliminarGracias, Celeste. Va nuestro abrazo por la vía a Neuquén!
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