lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS TRAZOS DE LA CANCIÓN





No sabemos bien por qué, de dónde viene la costumbre, pero en este puerto -poco importa cómo-, casi todos cantan. Como en cualquier parte, dirán ustedes. Y es cierto. Pero debemos insistir en que cuesta encontrar en White un vecino que no sepa por lo menos una canción, una melodía que lleva en la punta de la lengua como una extensión de su propio nombre, como una parte de su ADN o DNI.

El último domingo en el café de Ferrowhite celebramos el segundo encuentro de "¿Lo decimos cantando?", el ciclo que reúne a la pianista Sarita Cappelletti con sus alumnos del taller de música de la Asociación La Siempre Verde. En esta ocasión fue el turno de unas cuantas chicas, y algún que otro muchacho, que forman parte de auténticas dinastías de cantores whitenses. Frente al micrófono se lucieron Lola y Natasha, nietas de Margarita Marzocca, Marisol y Tiziana, en representación de los Rodríguez y los Leguizamón del barrio Saladero, y Florencia Abigail, heredera musical de los Lupo. También nos acompañaron Ezequiel y Tania Medina, Oriana Bacci, Luján Paniagua, la familia Ramírez en pleno, y desde el Bulevar, la pequeña Salma Pertersic.

Las canciones que entonamos junto a estos chicos llegaron hasta nuestros oídos por la radio, por la tele, en cds truchos o a través de youtube, pero también, todavía, de boca de padres y abuelos que a su vez las trajeron de lejos. Así, un tema de Violeta compartió escenario con la "Zamba para olvidar" y un hit de Thalia hizo buenas migas con una canzonetta que tiene mil intérpretes y ningún autor. Puede que por eso, sin ser músicos ni antropólogos, esta mañana se nos de por arriesgar hipótesis etnomusicológicas: las canciones trazan los contornos invisibles de un pueblo. Y también los desplazan. Cantar en el puerto de la soja y el polietileno implicaría entonces ser protagonistas, entre muelles, rutas y rieles, de ese otro tránsito, del comercio comunitario entre lo "propio" y lo "ajeno", entre la permanencia y el cambio. Quizás porque la Historia también se dice cantando.


Chatwin.

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