El jueves pasado fui a entrevistar a Venicio Andreocci (1938) quien se retiró como supervisor de montaje en Talleres Bahía Blanca en 1991, después de 38 años de trabajo. Durante la conversación, lo primero que recuerda Venicio es que el día que llevaban en carretillas los legajos al horno de la herrería, un compañero le avisó que por allí estaba el suyo, y que así logró rescatarlo de las llamas.
Y de pronto ahí estaban, delante mío, los exámenes de ingreso, las solicitudes de vacantes, los famosos "expliques", las actas por accidentes, los certificados de nacimientos y defunciones, los documentos que acreditaban ascensos, reclamos, todo junto abrochado en ese legajo, testimonio de la trayectoria laboral de Venicio pero también de esa inmensa maquinaria administrativa que fue reducida a cenizas.
Un libro no es más que una etapa en un proceso de búsqueda, un intento de sistematización y reflexión sobre la información recabada, es decir, un "legajo" permanentemente incompleto porque, claro, la historia nunca puede darse por cerrada. Bienvenidas entonces las próximas entrevistas, y las discusiones y las revisiones que seguirán, a partir de ahora.
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