Una muestra de yunques fue el
motivo para abrir por segunda vez lo que Beti, Juan y Gladys (entre otros ‘Amigos
de la estación’) vienen armando desde el año pasado: un Museo del Trabajo rural al sur de la Provincia de Buenos Aires. Herramientas y fotos; mates hechos con calabazas gigantes e historias familiares; viajes
en triciclos de vía y chocolate caliente para recuperar energías. El viento que
te golpeaba la cara y el sol que entibiaba la espalda.
Fueron muchas ‘las excusas’ para volver
a habitar el edificio, encender sus hogares a leña y sobre todo volver a
reunirse. Por eso ahí estaban quienes alguna vez vivieron y trabajaron en los campos cercanos: la familia cuya casa quedaba pasando
la chacra de; los hijos y nietas de quien estaba casado con. ¿Te acordás?
Con los amigos de este museo en gestación no sólo nos unen las
vías y las herramientas. También una mirada que se esfuerza por vislumbrar el
trabajo detrás de las cosas que aparentan no tenerlo y a la vez, ver la vida
donde a veces sólo se ve trabajo.
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