El fin de semana pasado, estudiantes de las materias Museología I y II de la Carrera de Historia del Arte de la Universidad de La Plata viajaron hasta Ingeniero White para conocer el Museo del Puerto y Ferrowhite. Marcela, Victoria, Vito, Lucia, Abril, Giuliana, Sara, Axel, Julieta, Daniela, Antonella y la docente Marcela Andruchow, traían un par de preguntas pesadas en la mochila: ¿Qué es un museo comunitario? O, en todo caso, ¿Para qué sirve?
Acá los esperábamos con las chicas y chicos del taller "Prende" para poner a prueba la idea de que no es posible entender de qué se trata Ferrowhite sin poner en marcha sus herramientas. Porque un museo taller son todas las herramientas que guarda pero también todas las que es capaz de inventar a la hora de organizar un sentido de comunidad o de intentar transformarlo.
Por eso caminar alrededor del castillo, tomar en cuenta lo que cuenta Pedro Marto e hincar el diente en las pizzas que preparó Katty Aponte, fueron parte de una misma secuencia intensa. ¿El museo es una "llave para desarmar prejuicios" o para "ajustar nuevos conceptos"? ¿Es una "pala que exhuma historias olvidadas" o un "crisol en el que mil identidades se sacan chispas"?
La pregunta inicial solo puede responderse en forma de nuevas preguntas. Interrogantes que solo adquieren peso al convertirse en actos concretos: observar, discutir, dibujar, anotar, buscarle la vuelta, volver a discutir y pasar en limpio, armar un shablón con todo eso y revelarlo para después, junto a los pequeños expertos, imprimir con énfasis indeleble las remeras que nuestros amigos platenses se llevaron a casa abajo del sweater o dentro de la mochila.
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