(sobre las visitas educativas al museo)
Este año faltó Pedro Caballero. Sentimos su ausencia los días de semana, con sus efemérides y sus análisis políticos; la docena de facturas que traía envuelta en papel de diario cada sábado; y también, claro, lo echamos de menos durante las visitas educativas. Hubiera estado chocho de conversar con las más de 2.000 personas que participaron de las 81 visitas que tuvieron lugar durante este año: de adult*s mayores y chic*s de jardín de infantes, de escuelas rurales y urbanas, de cerca y de lejos, de estudiantes universitari*s y de profesionales de museos.
Pero la vida siempre se acaba cuando estamos en medio de algo, y por eso es que vivimos en proceso. Eso lo sabemos bien acá, en este lugar que permanentemente está en transformación. Rehecho en grandísima parte por el capital, es cierto. Pero también por nosotros que estamos acá, intentando que aparezcan cosas y prácticas que dejaron de existir o que volvemos a soñar de otra manera. En cierta medida, podríamos decir que lo que nos mueve es lo que no está: la playa que fue, lo que soñamos hacer con el resto del castillo, la forma que va adoptando el paseo al lado del mar. La falta entonces como motor de búsqueda.
Este año, durante las visitas fuimos testigos y partícipes de los procesos en curso. Pudimos dar una vuelta por la Rambla de Arrieta sin tener que atravesar puertas y alambrados; incorporamos al recorrido la visita a la sala de Prende (lo que dio lugar a contar, mostrando shablones y maniguetas, qué es y cómo se trabaja en el taller de serigrafía); fabricamos unas “boletas de trabajo” como dispositivos para generar recorridos por el museo más autónomos; usamos, usamos y usamos el Mecano de la Marea tanto en las vacaciones de invierno como con las escuelas.
Lo que hicimos no fue otra cosa más que probar. Cómo salir del “formato visita guiada” para meternos un poco más en el taller; cómo no separar la historia de este ferropuerto de lo alta o baja que está la marea; cómo mezclar el trabajo con el ocio. Seguro que nos salió a medias o que todavía falta, y mucho. Pero seguimos insistiendo porque encontramos un estímulo en el ensayo, la prueba, incluso en el error.
Durante este 2015, llegaron hasta acá:
Jardín N° 910, Jardín N° 425, Jardín n° 942, Jardín N° 920, Jardín N° 919, Jardín N° 917, Jardín N° 918, Jardín Pimpollito, Jardín Mis abuelitos, Escuela N° 39, Escuela N° 78, Marina Copa, Colegio Bonafina, Colegio Puerto del Sur, Colegio Sarmiento, Colegio Rosario Vera Peñaloza, Colegio San Martín, Escuela rural de Dorrego, Escuela de Pringles, Escuela de La Adela, Escuela de Jacinto Áraoz, Escuela Media N° 13, Escuela Secundaria N° 6, Escuela Secundaria N° 1 de Tornquist, Colegio Sarmiento, Escuela Técnica N°2, Escuela Técnica N°4, Escuela Secundaria N° 8, Colegio Claret, Instituto N° 1 de Indio Rico, Escuela Media N° 8, Escuela secundaria de Guardia Mitre, Escuela Media de Pedro Luro, Escuela Secundaria de Darregueira, CENS N° 451 de Monte Hermoso, Profesorado Inicial del Instituto Avanza, Cátedra de Museología I y II de la carrera Historia del Arte de la UNLP, Cátedra de historia del Arte y de la Cultura de la carrera Lic. en Historia de la UNS, cátedra de Metodología de la investigación histórica de la UNS, cátedra de Taller integrador I: problemática educativa contemporánea de la carrera de Lic. en Ciencias de la Educación de la UNS, cátedra de Improvisación de la carrera Expresión Corporal de la Escuela de Danza, Casita Madre Teresa de Buratovich, Sueños de barrilete, Casita de Miramar, Curso de Museología de U-PAMI, Centros de Jubilados de PAMI de toda la ciudad.
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