viernes, 26 de febrero de 2016
ARRIBA LA PERSIANA
Pedro Marto y toda la barra del museo taller te esperan este y todos los fines de semana, de 16 a 20 hs.
martes, 23 de febrero de 2016
domingo, 21 de febrero de 2016
FIN DE SEMANA ENMASCARADO
lunes, 15 de febrero de 2016
UN MUSEO EN LA PILETA
Las aguas del estuario de Bahía Blanca no son justamente cristalinas, pero su opacidad oculta tanto como deja ver. Pinzas de cangrejo, porotos de soja, hilos de tanza, pellets de polietileno y bacterias coliformes, son indicios minúsculos de grandes procesos en los que naturaleza e historia no pueden entenderse por separado. Como si la ría fuera un descomunal archivo a la espera de su intérprete, en el que sedimenta, tal vez, nuestro propio retrato.
Queremos agradecer a Patricia González y Daniel Porte de la Reserva Natural Bahía Blanca, Bahía Falsa, Bahía Verde (OPDS), por la ayuda fundamental. También a Esteban Sabanés, Guido Poloni y a todos nuestros compañeros municipales que hacen de Maldonado un lugar en el que tantos la pasamos tan bien.
viernes, 12 de febrero de 2016
jueves, 11 de febrero de 2016
EL TESORO DE LA ESTACIÓN GARRO
Como todo tesoro que se precie, este estaba bien escondido. Rubén Cesar Pérez apareció por el museo con una caja de cartón entre manos. Adentro, decenas de remitos y guías de carga de trenes que llegaron a Ingeniero White allá por 1911. Cuenta Rubén que encontró estos papeles en el alto entretecho de la estación Garro. Imposible saber quien los puso allí, pero en ese lugar esperaron, tal vez, más de un siglo para volver a salir a la luz.
Inaugurada en 1903 bajo el nombre de Murature, Garro fue la estación que el Ferrocarril Bahía Blanca Noroeste construyó en Ingeniero White. A partir de 1904 en manos del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico (BAP), funcionó como una estación de enlace, próxima al punto en el que las vías del BAP, propietario de Puerto Galván, empalmaban con las del Ferrocarril Sud, que había establecido en White sus instalaciones de embarque. No era, por tanto, una estación a la que llegaran muchos vagones con cereal. Estos papeles registran, en cambio, el arribo de los materiales que iban dando forma a un puerto y un pueblo por entonces en plena expansión: de leña a caramelos, de bibliotecas a bordalesas de vino.
De estos hallazgos está hecha nuestra pequeña fortuna. El pasado, en definitiva, se parece al entretecho de una estación fuera de servicio. Es un lugar oscuro y de difícil acceso. Cada documento encontrado es un agujerito en la chapa, una hendija en la pinotea, un punto de luz.
Inaugurada en 1903 bajo el nombre de Murature, Garro fue la estación que el Ferrocarril Bahía Blanca Noroeste construyó en Ingeniero White. A partir de 1904 en manos del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico (BAP), funcionó como una estación de enlace, próxima al punto en el que las vías del BAP, propietario de Puerto Galván, empalmaban con las del Ferrocarril Sud, que había establecido en White sus instalaciones de embarque. No era, por tanto, una estación a la que llegaran muchos vagones con cereal. Estos papeles registran, en cambio, el arribo de los materiales que iban dando forma a un puerto y un pueblo por entonces en plena expansión: de leña a caramelos, de bibliotecas a bordalesas de vino.
De estos hallazgos está hecha nuestra pequeña fortuna. El pasado, en definitiva, se parece al entretecho de una estación fuera de servicio. Es un lugar oscuro y de difícil acceso. Cada documento encontrado es un agujerito en la chapa, una hendija en la pinotea, un punto de luz.
miércoles, 3 de febrero de 2016
HISTORIA QUE CAMINA LA CALLE
Jorge Moyano y Federico Ritacco decidieron transformar en afiche una de las fotos que forma parte de la colección del museo. Una imagen de los Talleres Bahía Blanca Noroeste "para no olvidar lo que pasaba", dicen, en el lugar en el que hoy gana forma, con ayuda de muchos vecinos, el Parque Noroeste. Las impresiones se hicieron en el taller de serigrafía "Prende" -nuestras compañeras Malena Corte y Silvia Gattari dieron una mano en eso-, y con los afiches a cuestas, Federico y Jorge salieron de pegatina por el lugar en el que hasta no hace tanto funcionaron los talleres.
La imagen del galpón de montaje en plena actividad se adhiere, engrudo mediante, a las paredes arrasadas de ese mismo galpón, última construcción en pie del que fuera uno de los establecimientos ferroviarios más grandes del país. Unida al ladrillo, ampliada y multiplicada más allá de la sala del museo que la exhibe y del archivo que la protege, la imagen nos interpela de otra manera. Como si dijera: entre aquello que hubo y esto que queda, algo pasó. Algo falta porque fue demolido sobre el terreno y también en nuestra propia conciencia.
Pero, en rigor, la imagen no dice nada. No tiene rótulo, no comunica un eslogan, no porta ninguna consigna. No hay un solo modo de entender la acción de Fede y Jorge. A nosotros nos parece, en todo caso, que invita a formular preguntas. No sólo ¿Qué pasó acá? sino también ¿Cómo fue que dejamos que sucediera? ¿Cómo fue que estos talleres, claves para la vida del barrio y de la ciudad, pasaron a ser concebidos como un mero obstáculo? Y más allá: ¿Cómo se fabrica a lo largo del tiempo ese "sentido común" que impone en cada uno una idea de lo propio y de lo ajeno, de lo que es patrimonio de una comunidad o de apenas de unos pocos? ¿Y quiénes lo producen?
Un museo taller es algo más que un espacio de muestra. Supone, por ejemplo, la capacidad de salir con una imagen a la calle, pero sobre todo, la posibilidad de colaborar con otros -sin que importe demasiado el rótulo, "vecinos", "artistas", "ferroviarios"- en esa tarea, que no es sólo la de conocer un poco mejor el pasado sino la de convertir ese conocimiento en el fundamento de una noción compartida de solidaridad y de igualdad que, aunque así dicho suene ingenuo o desmesurado, nos ayude a hacer de esta, una sociedad un cachito menos injusta.
Coordinada por Agustín Rodríguez, la producción de estos afiches forma parte de "Intervenidos", un programa de UNSTV que promueve la realización de "intervenciones en espacios públicos de nuestra ciudad que combinan la acción de artistas y vecinos del lugar". Las fotos que integran este álbum fueron tomadas por Dani Aduriz.