Las aguas del estuario de Bahía Blanca no son justamente cristalinas, pero su opacidad oculta tanto como deja ver. Pinzas de cangrejo, porotos de soja, hilos de tanza, pellets de polietileno y bacterias coliformes, son indicios minúsculos de grandes procesos en los que naturaleza e historia no pueden entenderse por separado. Como si la ría fuera un descomunal archivo a la espera de su intérprete, en el que sedimenta, tal vez, nuestro propio retrato.
Queremos agradecer a Patricia González y Daniel Porte de la Reserva Natural Bahía Blanca, Bahía Falsa, Bahía Verde (OPDS), por la ayuda fundamental. También a Esteban Sabanés, Guido Poloni y a todos nuestros compañeros municipales que hacen de Maldonado un lugar en el que tantos la pasamos tan bien.
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