viernes, 13 de diciembre de 2019

UNA FIESTA



Tardamos algunos días en compartir estas fotos, pero casi todo lo que hace un museo ¿no tiene que ver con la posibilidad de afirmar, en plena dictadura del instante, nuestro derecho a la demora? El domingo nos sentamos serenos en la gramilla, nos clavamos uno, dos, mil choripanes y, al ritmo de las bandas, meneamos la melena, mientras caía la noche y la marea subía, sigilosa, como la espuma en los vasos de cerveza. Una fiesta es también un tiempo de prórroga. Un armisticio provisorio con nuestras rutinas productivas, con el trajín de un año bravo que, de a poco, se termina.

A los integrantes del Taller Prende, a las amigas y amigos de la Asociación y al equipo del museo; a las bandas Polaroid y La 500; a Marcela, DJ Beto, el Pochy y su cervecería Gister; a Cacho, Lali y el Cotorra; a Cocó, Taty, Graciela y la Negrita; a Abel, Diego, Claudio y el Chueco; al Chapa, Fede y su amigo fletero; a las panaderías La Nueva Central y Del Puerto; y al Consorcio de Gestión que nos permitió recuperar otra sala de la usina; a todxs y cada uno, gracias.


















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