Ya lo hemos leído alguna vez por ahí: lo que encauza un relato no es la voz del que habla, sino el oído del que escucha: es esa expectativa la que da el impulso, tanto a los ferroviarios como a quienes trabajamos en el museo, a la gente que nos visita los fines de semana, a los profesores y los chicos de las escuelas que nos visitan durante el año, y a ustedes que están leyendo esto.
jueves, 8 de marzo de 2007
EL MUSEO, COMO LAS VIEJAS LOCOMOTORAS DE VAPOR, TAMBIEN TIENE SU CALDERA
Ya lo hemos leído alguna vez por ahí: lo que encauza un relato no es la voz del que habla, sino el oído del que escucha: es esa expectativa la que da el impulso, tanto a los ferroviarios como a quienes trabajamos en el museo, a la gente que nos visita los fines de semana, a los profesores y los chicos de las escuelas que nos visitan durante el año, y a ustedes que están leyendo esto.
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