domingo, 4 de marzo de 2007

EN INGENIERO WHITE HAY CIENTOS DE MUSEOS FERROVIARIOS (II)

Mario Mendiondo y Osvaldo Ceci en un ensayo de "Nadie se despide en White"

Durante los ensayos de "Nadie se despide en White", Osvaldo Ceci, Mario Mendiondo, Pietro Morelli y Pedro Caballero se refieren al ferrocarril como a una “familia”. Hay algo que llama la atención en el uso repetido de esa expresión, algo que tal vez tenga que ver con la manera de estos ferroviarios de “negociar y articular la relación con el pasado” a la que alude Marcelo citando a Huyssen.

La imagen de la "familia ferroviaria" evoca el vínculo de solidaridad que unía a estos hombres en el trabajo pero también las disputas gestadas a lo largo de una historia difícil. Si en Ingeniero White "hay cientos de museos de historia ferroviaria", existen, por otra parte, tantos ferroviarios como versiones, en muchos casos irreconciliables, de esa historia. Al escucharlos, uno empieza a sospechar que en el pasado ferroviario los paraísos perdidos no existen. Hubo, sin duda, épocas mejores, pero ninguna al margen de complejos conflictos que apenas si empezamos a entender. Luchas que enfrentaron a los obreros del riel con los "capitalistas" o con el Estado patrón, pero también, y esto es más difícil de poner sobre la mesa, a los propios trabajadores entre sí. La privatización, tal como se ejecutó en la década del noventa, no cayó del cielo, no tuvo solo que ver con cuestiones macroeconómicas o con decisiones tomadas en las "altas esferas de la política". Sin igualar responsabilidades, algo pasó adentro de la familia ferroviaria para que las cosas terminarán resultando así. 


Dicho esto, si los sobrevivientes de esta estirpe no se conforman sólo con lo que tienen para contar, si se las arreglan, además, para improvisar archivos y museos en roperos y galpones, quizás sea porque, a pesar de los desacuerdos, la mayoría de ellos comparte la percepción nítida de que lo que sigue a la privatización y al desguace es un acto final de aniquilación histórica de la que no sólo ellos, si no todos, somos víctimas. Eso, además de las ganas de pasarla bien, los junta en este lugar.

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