En el transcurso de la tarde, Roberto se ubicó varias veces en el escenario, encontró ensayando el tono justo con el cual cantar el tango 'La Cantina' e incluso salió al parque para releer sus memorias (ahora felizmente editadas, un deseo cumplido) a la luz del sol (porque justo hoy se olvidó de traer los anteojos).
En el zanjón del castillo lo encontró Cacho Romero, quien venía a ofrecerle algunos consejos para estar seguro mañana y sacar pecho.
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