miércoles, 20 de abril de 2011

SÚBETE A MI BARCO (VIDA MÍA)

Este sábado a las 17:30 hs., a pocos pasos de la Fiesta Nacional del Camarón y el Langostino, en Ferrowhite botamos el “San Silverio”, el nuevo buque archivo de Roberto “Bocha” Conte.


El “San Silverio” es un barco cargado del recuerdo de otros barcos. La reproducción a escala de un portacontenedores inmenso en el que pueden leerse los nombres de las embarcaciones más pequeñas de este puerto. Un navío de ultramar construído para transportar el inventario de esa flota que rara vez se aventura más allá de la ría: dragas, remolcadores, lanchas de practicaje y sobre todo, de pesca artesanal, que tienen en la geografía del estuario su historia y razón de ser.

Lanchas amarillas como el “Antonito C”, a la que Bocha se subía "de contrabando", con 11 o 12 años. Remolcadores de la Flota Fluvial del Estado en los que ganó sus primeros sueldos. Dragas del Ministerio de Obras Públicas de la Nación de las que llegó a ser patrón. La maqueta vuelve palpable la historia de su constructor, la de los amigos y familiares que colaboraron con él -“Silverio Churazzo y Alberto Garrini a la cabeza”-, pero también la idea de que toda memoria depende de actos presentes que transforman necesariamente lo recordado.

Con su portacontenedores Bocha le da forma a un archivo paradójico que en lugar ahogar los recuerdos en las heladas aguas del cálculo historiográfico, pone al pasado en tensión, calzando esos nombres casi olvidados -El Envidio, Rodoño, Verita, Res non verba…- en la horma del presente inmediato. Porque el San Silverio es un buque armado para transitar los intrincados canales de la coyuntura ampliando, en lo posible, el horizonte. Un barco para navegar la reconversión de la pesca artesanal y el inminente dragado del canal principal de la ría, la lucha de los pescadores por frenar la contaminación de las aguas y el reclamo de todos los amigos de este museo para que White no pierda su última salida al mar.

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