Botas, botines, blusas, ambos, overoles, chaquetas, camperas, sacos, sobretodos, trajes impermeables, gorras... el guardarropas ferroviario es tan amplio como diverso. Su desarrollo dio impulso y sostén a un buen número de fábricas textiles (en otras, De la Garma, Grumete, Meller, Mercurio, Milano, Monsil, Raies, Tres Gorditos, y en Bahía Blanca, Torello Hnos.). De una de aquellas firmas proveedoras, Suministros Hecar S.A., proviene esta publicación, editada en 1953 por la Empresa Nacional de Transportes, que nuestro amigo Ezequiel Semo recuperó para su colección de uniformes de las empresas públicas.
Este "Vestuario para el personal de los ferrocarriles nacionales" busca unificar la variedad de indumentarias que caracterizó a las distintas líneas hasta su nacionalización, en 1948. En su minuciosa preceptiva de chapas, botones y colores, un Estado forja su heráldica. En el museo conservamos algunas de estas prendas. Otras tantas guarda el archivo textil de Ezequiel, un archivo en el cada pilcha no cuelga de una percha sino de la historia de quien la portó, no sin cierto orgullo, porque para un ferroviario la pinta nunca es lo de menos.
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