Hoy, aprovechamos que no hacía tanto frío, y salimos a dar una vuelta por el barrio. Visitamos la casa de Gisela y el vergel que hay en su patio. Porque con la mano que tiene para las plantas, y la maña que se da, todo lo que toca lo convierte en macetas. Así, de una cubierta de auto cuelga un lazo de amor o un bidón de detergente se convierte en un perfecto lugar para cobijar una suculenta. "Tengo tantas en mi casa que todos me dicen que pronto, en vez de cama voy a tener una planta", nos cuenta.
También nos muestra el lugar que encontró para que su cajón reciba todo el sol que hay en el otoño en su patio y cómo, con caños de agua, se las ingenió para armar una estructura para el cajón invernadero.
Después, seguimos andando un poco y llegamos hasta la casa de Indiana, Pamela y Rubén, donde nos mostraron las plantitas de rabanitos, zanahorias y lechugas que van creciendo, y un gran invento. Como el cajón pesa mucho y además, hay que moverlo según pegue el sol en cada estación, tuvieron la brillante idea de ponerle un par de ruedas de un changuito de bebé y transformar al cajón en una "carretilla" de cultivos.
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