martes, 27 de diciembre de 2022

CONSERVAR ESO QUE NOS TRANSFORMA

Dice Mario Chagas, en una conversación con Carlos Skliar: “el cuidado de lo contemporáneo, el cuidado de las personas, está en el centro del ser de los museos y eso es extraordinario. Durante la pandemia, la idea de cuidado creció de manera muy especial en los museos porque nos dimos cuenta que es necesario cuidar de las personas y de nosotros mismos”1.

Es probable que esta mirada sobre el sentido de los cuidados haya estado sobrevolando cuando, a mitad de este año, nos sumamos a una propuesta del equipo del Centro de Educación Agraria (CEA) de Cerri: brindar una capacitación en conservas dulces y saladas en el museo. Lo confesó Silvia hace pocos días: “en septiembre ni sabíamos en qué nos estábamos metiendo y ahora, no queremos que se frene”.

El CEA Nº 18 es la única institución de la ciudad que ofrece formación profesional de orientación agraria. Quienes trabajan allí conocían los proyectos de las huertas agroecológicas del Prende y de distribución de verduras a precios justos, y lo que fue la experiencia de la construcción del microtúnel en el parque del museo. Ese conjunto de acciones incidió para que Eva, María del Carmen e Inés reconocieran prácticas comunes entre la escuela y el museo, e iniciaran esta articulación.

Se inscribieron alrededor de treinta y cuatro personas, atravesadas por una diversidad de circunstancias: por ejemplo, Mónica, participante del taller de costura, se anotó “porque quería aprender más que nada en el tema dulce, que no lo tenía del todo claro”. Bety, del mismo espacio, dijo en uno de los encuentros: “me sumé para que mi cabeza estuviese ocupada, me hace bien, me distraigo, jorobando con todas ustedes, me entretengo, y es lindo grupo de amistad”. Herminio, del grupo de nutrición del hospitalito, se incorporó por curiosidad “para saber de qué se trataba, cómo iba a ser lo que se podía aprender”.

Iniciar esto también implicaba facilitar una herramienta de formación con salida laboral (en este caso, con el certificado oficial del CEA) para colaboradorxs y vecinxs del museo. En varias ocasiones, hemos vuelto a la pregunta: “¿y si armamos una cooperativa de mujeres?”, un gesto de organización frente a un problema profundo como es la falta de trabajo. Esta idea, que muchas veces la percibimos como forzada e inalcanzable, se veía más cerca a medida que la experiencia en esta capacitación crecía.

Mermeladas de frutilla y pera. Cebollitas y picles. Tomates al natural. Licores de vino, dulce de leche y tía maría. Esta variedad de recetas en conservas aprendimos a lo largo de doce encuentros en la Sociedad de Fomento del Boulevard. Antes de cada clase, la profe Celina nos subía al grupo de Whatsapp materiales teóricos y nos recordaba las cosas que teníamos que llevar a clase. La cantidad de frascos y botellas envasados de cada jornada, entonces, dependía de los alimentos e insumos que habíamos podido conseguir. Al terminar, siempre nos volvíamos a casa con una conserva para degustar.

¿Por qué se conservan las mermeladas? ¿Qué necesito para hacer una mermelada y que se forme el gel? ¿Para qué medimos el PH? Esta serie de preguntas forman parte de un juego que Celina nos compartió para el repaso del último encuentro. En grupos fuimos intercambiando saberes y, en el ejercicio de pensarlos en voz alta, los íbamos afianzando: es necesario almacenar los frascos envasados en lugares frescos; que la manzana verde es la fruta que contiene pectina y que eso forma el gel de la mermelada; que el tiempo de duración de una conserva es de un año porque al siguiente vamos a contar con los alimentos de estación; que la densidad, el nivel de cocción y la consistencia se miden con el refractómetro y los grados brix; que necesitamos medir el PH para corregir la acidez de la mermelada y que tiene que ser menor a 4,5. Esta fue parte de la teoría que reforzamos luego de incorporar conocimientos desde la práctica. Como dijo Mónica, “así como hubo risas, también hubo concentración en el trabajo”.

Nos quedan saberes técnicos y también, construcción de grupalidad; a partir de escuchar las historias de mujeres de White narradas por Titi bajo la sombra de laurel de jardín; viajar a las huertas de lxs horticultores de Sauce Chico; acompañar el stand del CEA en una feria en el puerto; llegarnos hasta el CIC de Spurr para conocer la experiencia de la cooperativa de mujeres Moras Brix


"En un museo taller solo es posible conservar aquello que se transforma”, se puede leer en un cartel del espacio de cuidado de los objetos de Ferrowhite. Después de atravesar esta experiencia, breve e intensa a la vez, este enunciado sumó una nueva forma de ser explicado. 

Agradecemos a Tita, Graciela, Lorena y Negrita de la Sociedad de Fomento del Boulevard, quienes ofrecieron la sede para hacer este curso y acompañaron cada uno de los encuentros.

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1. SKLIAR, C. et al (2022). Los museos, el mundo (pp. 27-28). Unatinta editorial. 

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