miércoles, 25 de septiembre de 2019

OBRERAS PARA ARMAR

El pasado sábado 14 de septiembre le dimos cierre a la primera parte del proyecto "Obreras para armar". A lo largo de cuatro encuentros, entre los meses de junio y septiembre, mujeres vinculadas con el museo de manera personal o colectiva participamos de un ciclo de talleres que tuvo por finalidad definir qué trabajadoras queremos visibilizar en la muestra de Ferrowhite.

Durante estos encuentros nos propusimos habilitar un espacio para reflexionar sobre cuestiones vinculadas con las tareas que asumimos en el hogar y en el mercado laboral. Preguntarnos, por ejemplo, por qué gran parte de nuestras ocupaciones se organizan en función de la reproducción de la vida (tener, cuidar y educar a les hijes, futures trabajadores). Pero también nos dimos un tiempo para darle forma, con lápiz, regla y tijera, a un primer esbozo de las obreras que queremos construir. Fue así que los tres obreros del juego "Andá a laburar al puerto" se convirtieron por un rato en una Maestra, una Bolsera y una Microemprendedora, figuras representativas de tres momentos de la historia de este puerto.




SEÑORITA MAESTRA

El segundo encuentro nos encontró en ronda alrededor de una mesa que daba vueltas. Sobre ella pusimos a girar objetos, tanto de la colección del museo como otros que trajimos de casa:

una pieza para enseñar el trabajo de la telegrafista,
una máquina de escribir,
una foto de enfermera con la frase ‘hagan silencio’,
un esterilizador,
un guardapolvo colgado en un maniquí busto,
una capa de peluquera que trajo Titi Sedrani,
un catálogo de productos Natura que nos prestó Emilia,
un metro y una escuadra de madera,
un shablón de serigrafía,
una caja con muestras de bordados,
un vaso de whisky,
un blíster de píldoras anticonceptivas,
una toallita higiénica,
dos ruleros y,
un lápiz labial.

Conversando acerca de estos objetos pudimos identificar cuáles son los trabajos que asumimos mayormente en la esfera productiva y reconocer que, en varios de ellos, desplegamos capacidades ya entrenadas en el hogar, particularmente, en aquello que se conoce como ‘las artes del cuidado’. Las profesiones de docente y de enfermera, asociadas a las mujeres durante los distintos momentos del periodo histórico que consideramos, resultan ejemplificadores al respecto: ambas ejercitan prácticas como cuidar, contener, escuchar… En el taller pusimos en cuestión nuestra supuesta disposición “natural” a asumir esos roles y la idea de que existen “atributos femeninos” como la ternura y el espíritu de servicio.

Ver a través del guardapolvo blanco, nos permitió advertir la relevancia del rol de las maestras en la construcción de una identidad nacional a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando el genocidio indígena y la ‘gran inmigración’ eran dos caras de una mismo proceso político: la consolidación y modernización del Estado argentino.



Esto se vincula con otro aspecto que nos interesaba analizar en clave de género: en aquellos tiempos estaba mal visto que las mujeres trabajaran afuera de la casa o que estudiaran para tener un oficio o profesión. “Las Srtas. Maestras” tienen un rol disidente que entra en tensión con los estereotipos femeninos socialmente aceptados: “[…] ganan dinero, publican sus ideas, se emplean fuera de la ciudad, protagonizan procesos de ascenso económico, tienen acceso a bienes culturales y sus ocupaciones están dotadas de prestigio social”1.

Hicimos el molde del guardapolvo y dibujamos los objetos que simbolizan aquella escuela: la tiza y el borrador como herramientas de la enseñanza, el puntero de la disciplina, la manzana…


BOLSERAS

Museos y géneros

En el tercer encuentro compartimos miradas sobre las intervenciones museográficas que, acerca de la historia de las mujeres, realizaron el Museo de la Ciudad de Rosario ‘Wladimir Mikielievich’ y la Casa Histórica de Tucumán.

La muestra “Obreras” está basada en la historia de las trabajadoras del frigorífico Swift del barrio rosarino de Saladillo. Las salas se convierten en la casa, la calle y la fábrica. Caminarlas propone a lxs visitantes ponerse en los zapatos de esas mujeres y conocer cómo era trabajar y vivir en ese lugar.

Artesanas, sirvientas y mujeres que fueron sostén de familia aparecen, como fantasmas, dibujadas en las paredes de la Casa Histórica. De clases y etnias diversas, nos muestran una historia social mucho más allá de la actitud altruista de Francisca Bazán de Laguna en pos de la independencia.


Para ese encuentro, Ana también nos había pasado una serie de fotos del archivo que muestran a trabajadoras de Ingeniero White:

peladoras de camarones aparentemente en un momento de descanso,
las bolseras de Bunge y Born brindando en una despedida de soltera y
haciendo tareas de revisado,
maestras de las escuelas N° 13 y 21,
dactilógrafa de la UF en una asamblea de guardas,
vecina del Boulevard barriendo
marchando por la liberación de sus esposos ferroviarios durante la huelga del ‘58,
presentes en la inauguración del Museo Histórico Regional en 1945.



Conocer las muestras de otros museos, mirar las fotos juntas, conversar sobre mujeres en común, descubrirse en ellas, dudar si eran, confirma que estábamos, en diversos quehaceres y modos de ser y actuar, produciendo, brindando, en luchas y conquistas.

El patriarcado construyó una Historia en la cual las mujeres no merecieron la atención que debían, quedando los varones en una posición de privilegio y como los grandes protagonistas de la vida pública. “Más allá de ese reconocimiento a las 'grandes mujeres', el balance final (está hablando de la escritura de la Historia) indica una notoria ausencia de la acción femenina, como si hubiera sido posibles una historia sin mujeres, como si la vida de las comunidades humanas pudiera haber acontecido al margen de aquellas […]”2.

Nuestro estereotipo de bolsera: aparece el delantal, el pañuelo en la cabeza. La aguja y el hilo de coser.



LA MICROEMPRENDEDORA

“Esta muñeca va a estar difícil de hacer”, dijo Cocó. Por suerte, estaban Alejandra y Lorena, que cocinan y venden viandas y rosquitas desde sus casas, para compartirnos cómo, cuándo y por qué se largaron con esos emprendimientos.

Lorena:
"Comencé a trabajar por necesidad, para pagar tratamientos costosos.
Aunque haya un buen sueldo, siempre hace falta."

Alejandra:
“Hace 6 meses que no tengo trabajo. ¿Cómo hago para vivir?
No será ‘guau’ lo que gano, pero alcanza”.

Estaban de acuerdo que para ‘emprender’, hay que atreverse a tocar el timbre, capacitarte, usar las redes sociales y reconocer que “tu trabajo vale”.

Cocó y Analía, recordaron emprendimientos que tuvieron en otros tiempos, pensados como salidas transitorias, con perspectivas de reinsertarse en algún momento en el mercado de trabajo.

Cocó:
“Cosía para un sastre que me pagaba nada.
Hasta que entré en la Junta Nacional de Granos y conseguí estabilidad.
Después a los 40 años me volví a quedar sin trabajo.
Con el retiro voluntario, me compré una remalladora
pero me mató el 'todo por dos pesos'."

Analía:
“Cuando me echaron de la fábrica Torello, a fines de los años 80,
Camila tenía 2 años, no tenía para pagar una niñera.
Me puse una despensa en casa”.



La actual multiplicación de emprendimientos (según la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el INDEC, sólo en jurisdicción porteña, los micromprendedores representan el 22,1% de la población ocupada y, alcanzan la cifra de 9.500 frente a los 960 del año 2000) es propia de la etapa neoliberal, que en Argentina se expresa con despidos masivos y, casi nulas oportunidades de trabajo. Y quiénes mantienen sus empleos se ven afectados por la devaluación y, la pérdida del valor adquisitivo a causa de la inflación y los aumentos de tarifas de servicios públicos.

Frente a este panorama, es valioso recuperar formas cooperativas y comunitarias. El ejemplo de "Las flores", mujeres que construyen baldosas, en Spurr, es otra forma de no quedar aisladas y hacerle frente a la crisis.


Fábrica tomada

‘Fábrica Tomada’, obra de danza basada en la historia de las bolseras de Ingeniero White, creada por alumnas y docentes del Profesorado de Expresión Corporal de la Escuela de Danzas, fue el cierre de esta primera parte del proyecto. Esta obra surgida a partir de una visita educativa, es una devolución a cómo ese encuentro fue vivenciado y como un homenaje a la historia de estas trabajadoras.



Esa mañana pasaron cosas: danza contemporánea, historia, testimonios, almuerzo, moldería, cruces de generaciones. Una mezcla poderosa de la que el museo es artífice en la medida en que es un lugar en donde todo eso puede unirse. El lugar que posibilita que hagamos propias otras historias y hasta podamos reconocernos en otros cuerpos.

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Referencias bibliográficas:
1 Bracamonte, L. “Catolicismo y educación de las mujeres a principios del siglo XX: una aproximación desde la prensa de Bahía Blanca”, en Cernadas. M y Orbe, P. (coord) Itinerarios de la prensa. Cultura política y representaciones en Bahía Blanca durante el siglo XX. Bahía Blanca, Ediuns, 2013.
2 Barrancos, D., Mujeres, entre la casa y la plaza, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008.