miércoles, 29 de diciembre de 2010

BALANCE Y BRINDIS

.
Pedro Caballero te da la bienvenida a este museo con un tremendo bocinazo de locomotora

Ferrowhite es un museo en el que poner etiquetas y pasar el plumero, claro, no alcanza. Un sitio en el que leer, subrayar y reflexionar con seso es siempre necesario, aunque nunca suficiente. Un lugar en el que editar videos o animar en flash queda bárbaro pero no se entiende, a la hora de cerrar el obligado balance, al margen de acciones menos glamorosas como martillar, soldar, remallar, encolar, encuadernar o llenar planillas del RAFAM.

Este año volvimos a recorrer los Talleres Bahía Blanca Noroeste. No con la idea de reivindicar en sus paredes arrasadas la sombra de un pasado mejor, sino la historia de laburo que liga ese pasado a este presente en construcción. Con los chicos de 3er año de secundaria del colegio La Piedad, trabajamos sacando fotos, armando maquetas e imaginando nuevos usos para el sector, al tiempo que invitamos a todas las escuelas a rastrear en la transformación de los vagones que allí se reparaban, los cambios económicos que dieron forma al puerto y la ciudad.

Encuentro de talleres durante la Noche de los Museos

2010 fue el cuarto año del proyecto de teatro documental “Archivo White”. A la espera de una vacante para embarcar, Marcelo Bustos volvió a contarnos, mixando en el ritmo de un tema de Metallica el ruido de la sierra cortacabezas, cómo funciona y cómo se vive en un pesquero de altura; en tanto Roberto Orzali nos llevó de viaje alrededor del mundo y de vuelta a un tiempo en el que el tráfico ultramarino de mercancías permitía aún cierta libertad de movimiento para las personas ocupadas en su transporte.

Con record de asistentes, el taller “Cómo funciona la cosa” juntó a pibes de Ingeniero White y el barrio Noroeste para empezar a decir sobre tela, plástico, madera o cartón: “acá estamos”, “esto nos pasa”. El taller lanzó su exclusiva colección de remeras con vegetación mutada, prendas que lucen flores “autóctonas” pero de diseño geométrico, listas para camuflarse entre cañerías y torres de enfriamiento o para llamar la atención de todos los que viven de espaldas a este paisaje.

Anto y Pochi limpiando un chablon de serigrafía

Un año en Ferrowhite tiene 36 meses, chiquicientas mil mañanas todas distintas. Un día toca montar con lupa las miniaturas que el ferroviario Carlos Di Cicco talló en madera balsa y al otro cargar un torno que pesa más de cuatro mil kilos. Imposible resumir lo que se suda acá, el frío que hace en invierno con techos tan altos. Acá se imprimió una bandera para la Orquesta Escuela de Ingeniero White, se remallaron 60 musculosas para el equipo de patín del Club Huracán, se ingresaron 4500 nuevos registros al sistema de inventario patrimonial del municipio. Acá fabricamos bolsas para las compras que arengan, imanes de heladera con el teléfono de próceres precarizados que se abrieron un kiosquito y cabezotas de cartapesta que anticipan el próximo carnaval. En el medio volvió el tren, nos colamos en la Feria de Frankfurt, Julia Risler y Pablo Ares nos enseñaron a dibujar mapas donde ubicar problemas y luchas colectivas, participamos del último libro de historia ferroviaria de Juan Carlos Cena y aparecimos en una revista de arte internacional que todavía no juntamos la plata para comprar.

A lo largo de todo ese tiempo, sin que sepamos exactamente cómo, cuánto de libertad, de azar y de necesidad hay en todo esto, nuestra guarida funcionó alternativamente como salón de baile, gabinete cartográfico, sala de conciertos, taller de serigrafía, balneario contaminado, set de televisión, andén turístico cultural, café bacán e incluso, museo ferroviario. Ferrowhite es ese espacio en el que la cantidad de verbos a los que normalmente se asocia la labor de un museo crece, se amplia, prolifera en combinaciones inesperadas. Un lugar -por fortuna no el único- en el que el trabajo con la historia depende de establecer relaciones entre pasado y presente, entre “pequeños” y “grandes” relatos, pero también de la capacidad de materializar esas relaciones en cosas y en acciones para las que no existe, por anticipado, ninguna receta, ningún manual. ¡Salud!

martes, 28 de diciembre de 2010

WHISKYYY


Estas fotos fueron tomadas a algunas de las personas -ferroviarios todos en algun momento de sus vidas-, que hemos entrevistado a lo largo del año 2010.

Con cada uno de ellos tratamos, mas o menos sistemáticamente, de conocer los trabajos y el funcionamiento de las diferentes secciones y areas de los talleres Bahía Blanca Noroeste, y ese fue el punto de arranque para reconocer la compleja realidad laboral de cada uno, tanto dentro del ferrocarril, como operarios o tercerizados, como fuera de él, en la práctica particular de un oficio o profesión en Bahía Banca, Ingeniero White, Villa Rosas, La Falda, o el propio barrio Noroeste.

Juntos volvimos a pensar qué pasó con los ferrocarriles en estos últimos veinte años, cómo estan las cosas ahora y cuáles son las perspectivas para el futuro. Del cruce de todas estas voces, de todas estas experiencias, de la voluntad y el interés que empieza a circular en un ida y vuelta se alimenta nuestro hacer cada día.

Quiénes están en esta imagen son: Ismael Boccaccini, Narciso Lucas, Norman Bocca,
Humberto Gómez, Graciela Gigliotti, Sebastián Pacella, Mario De Simón,
Raúl Rial, Fernando Saucedo, Raúl Foresi,
Aldo Temperini, Claudio Fabbi, y Rafael Galicchio
(no tuve disponible la cámara de fotos cuando entrevisté a Liliana Gimenez, Rodolfo Di Matteo,
Alicia Simioni, Héctor Tarsia y Antonio Marrón)

lunes, 20 de diciembre de 2010

UNA FÁBRICA DE LO COTIDIANO



Por estos días nuestro taller "Cómo funciona la cosa" funciona, valga la redundancia, a mil. Primero fue la Noche de los Museos, que tuvo a "los chicos del ferro" como anfitriones de otros emprendimientos comunitarios con los que el taller colabora. Después, una jornada de construcción de cabezotas para el carnaval que, les vamos adelantando, se viene en La Rambla de Arrieta el próximo marzo. Y la semana pasada, la impresión por encargo de 84 remeras para las divisiones infantiles del Club Huracán. Los pibes las llevaron a la cancha, durante el último clásico entre Comercial y el globo (del resultado que hablen ellos). Entre tanta cosa, nos olvidamos de contarles, salió esta nota en Ecodías la semana pasada. Click en la imagen para agrandar y leer.

martes, 7 de diciembre de 2010

LA CIENCIA NUESTRA



Hasta ahora lo habíamos visto solo de espaldas, trabajando en la construcción del vagón todo puertas. Muchos ferroviarios nos habían hablado de esos vagones, uno de los últimos trabajos hechos en Talleres Bahía Blanca Noroeste cuando todavía pertenecían a Ferrocarriles Argentinos, pero recién hace unos pocos días supimos quién es ese hombre, que parece perderse frente a semejante mole de metal.
La semana pasada fuimos a verlo a Narciso Lucas:


Después de haber trabajado como obrero metalúrgico desde los 14 años, y luego como maquinista en la Lanera San Blas durante 13 años, Narciso Lucas ingresó en 1982 en Talleres Noroeste, en la sección herrería y participó, además de la construcción del vagón Todo Puertas, de la del vagón ejecutivo y el vagón para el tren de auxilio del guinche Takraf. En 1993, cuando Ferrosur se hizo cargo del Taller, pasó al galpón de montaje y ahí trabajó en la reparación de locomotoras diesel-eléctricas. En 1996, Ferrosur abandonó definitivamente estos talleres y trasladó su base operativa a Olavarría, y Lucas pidió el retiro, pero en poco tiempo ingresó en el taller de mantenimiento que Ferroexpreso Pampeano instaló junto al viejo galpón de locomotoras de Ingeniero White, hasta hace cinco años, que se jubiló.

Un poster, con varias fotos preparadas por la hija de Lucas, vendría a ser como una especie de curriculum gráfico:



Y cuando le mostré la foto de la comitiva japonesa, me dijo:
(los cortes marcan el ritmo, y las pausas en el hablar de Narciso)
ah, si, ahora que me decís me acuerdo,
si no, no me acordaba;
recorrieron todo;
nosotros trabajabamos en la herrería,
para ellos era todo nuevo,
te imaginás ellos
la tecnología que tienen,
ver ahi
que trabajabamos con esos hornos rudimentarios,
eran con gasoil, cómo templábamos las hojas,
¿sabés cómo templabamos?
Las hojas de los elásticos
las metiamos al horno,
le dábamos la curvatura,
uno lo tenía con una pinza,
el otro le daba con un martillito
y de ahi al agua,
a una batea con agua;
al meterla al agua
se enfriaba automáticamente
pero quedaba como un vidrio,
entonces había que revenirla, se revenía a 400º ,
una vez que apagábamos el horno,
eso habia que hacerlo a ojo,
no teníamos manómetro,
no teníamos nada para marcar la temperaura,
ni reloj, nada,
entonces teníamos un palito,
no sé qué madera era,
el palito revenidor, le decíamos,
un palito cuadradito así,
y le pasábamos,
si largaba chispita ya estaba, si no,...
ah.. si ya estaba, lo sacábamos,
y eso era todo la ciencia nuestra,
lo que aprendíamos trabajando,
y los japoneses miraban y miraban lo que hacíamos
y no entendían nada,
y nos veían a nosotros y estaban sorprendidos,
y nostros nos matábamos de risa...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

CÓMO FUNCIONA LA COSA


En Ferrowhite la Noche de los Museos arranca a las cuatro de la tarde (aunque no sabemos cuando termina). Música celestial, serigrafía crítica, dulces para chuparse los dedos, imágenes que no se pueden creer!

Te esperan: la Orquesta Escuela de Ingeniero White, el taller de "Los chicos del Ferro", el Taller de Fotografía para Niños y el taller del Hospital de Día del Penna. Y a partir de las 21 hs., a cantar y bailar con Sarita Cappelletti y Rosana Soler (tango y bolero), Raquel Carvalho y su grupo de samba carioca, y las bandas de rock "Bulevar XX" y "Los Asuntos".

Tren desde la Estación Sud a las 20:15 hs.

Cronograma

16:30 hs. Inauguración de la muestra del "Hospital de Día" del Servicio de Salud Mental del Hospital Penna.
18:00 hs. Inauguración de la muestra del “Taller de Fotografía para Niños”.
18:30 hs. Concierto de la Orquesta Escuela de Ingeniero White.
19:30 hs. Actividad del taller de producción de objetos de uso cotidiano “Como funciona la cosa”.
20:00 hs. Concierto de la Orquesta Juvenil del Club Argentino.
21:00 hs. Tangos y boleros con Sarita Cappelletti en la Casa del Espía.
22:00 hs. Danza brasilera con el grupo de danza de Raquel Carbalho.
22:30 hs. Rock cangrejo con Bulevar XX.
23:00 hs. Blues y rock con Los Asuntos.

“Cómo funciona la cosa” es un taller de producción e impresión de prendas y otros objetos de uso cotidiano que se realiza en Ferrowhite desde hace dos años, y del que participan pibes de entre 12 y 18 años. ¿Qué se propone este taller? En principio, invertir la forma habitual de trabajar con la identidad y la historia de un pueblo. Es usual que la historia de un lugar se cuente a través de determinados artefactos solemnes: estatuas, libros, museos y monumentos, cosas de gran escala o tiraje, destinadas a perdurar en el tiempo tal cual son. El taller de “los chicos del Ferro” parte de la premisa opuesta: ¿Por qué no inscribir esa identidad en cosas de menos peso, de uso y desgaste asegurado? ¿Por qué no producir remeras, buzos y mochilas que nos permitan llevar en el cuerpo –con lo que nos gusta y lo que queremos cambiar-, nuestro barrio, nuestra ciudad?

martes, 30 de noviembre de 2010

IL CAPO DI TUTTI I CAPI

Año 1990: una comitiva llega desde Japón a Talleres Bahía Blanca Noroeste para evaluar la posibilidad de comprarlos. Sus anfitriones los reciben y posan con ellos para la foto.

 Di Matteo, Temperini, De Simón, Martínez y Rial, y los japoneses visitantes


Hace un tiempo, mirando esta foto, caigo en la cuenta que ya los había entrevistado a todos: a De Simón  (Jefe de Talleres Bahía Blanca), a Di Matteo (Jefe de la oficina de Control de Calidad), a Martínez (Jefe de la oficina de Personal), y a Rial (Jefe de Almacenes Bahía Blanca). ¿Y quién es ese señor, de camisa celeste y lentes, que está parado tercero desde la izquierda, entre Di Matteo y De Simón?

Hoy fuimos a verlo. Y resultó ser nada menos que Darío Aldo Temperini, quien en el momento de la foto se desempeñaba como Coordinador de Mecánica del Ferrocarril Roca, y que había sido Superintendente, Jefe de zona y Subgerente del ferrocarril Roca-Sarmiento.

Darío Temperini y su señora Juana Costanzi

A lo largo de casi tres horas de conversación, recorriendo los TBBNO, el Galpón de locomotoras de Ing. White, Taller Maldonado, el ferrocarril Patagónico en Puerto Madryn, el taller del Maitén, y Olavarría, una idea volvió una y otra vez sobre la mesa: desde la época del plan Larkin el error fue pensar que el ferrocarril tiene que ser solamente un lucrativo negocio: el ferrocarril presta también un servicio público y parte de sus ganancias, son como las ganancias que deja un hospital, o una escuela.

Y una anécdota, de Talleres Noroeste: un oficial le pide a su aprendiz que adose una percha metálica en la puerta de su taquilla. El aprendiz clava y remacha. Cuando el oficial se acerca protesta: 
- ¿por qué la clavó, y no le puso un tornillo?
- Con el clavo queda más firme, respondió el aprendiz.
- Pero si me voy, puedo desatornillar y llevarme la percha.
- ¿Cómo? ¿Usted planta un árbol y cuando se va, lo arranca y se lo lleva?, replicó el aprendiz.
El oficial calló. Y luego dijo:
-Usted me acaba de dar una lección.

viernes, 26 de noviembre de 2010

AFINACIÓN & BALANCEO

Esta noche, a las 20 hs., recibimos a la Orquesta Sinfónica Provincial que llega a este taller para demostrar por qué cuando un motor funciona bien se dice que suena como un violín, por qué cuando Mario De Simón elogia la organización que tenían los Talleres Bahía Blanca los compara con una orquesta. ¿Se podrá hacer la comparación inversa?


En la platea, los pibes de la Orquesta Escuela de Ingeniero White se preparan para su presentación, acá mismo, el próximo 4 de diciembre, bajo una bandera confeccionada, también acá, por los "chicos del Ferro".

sábado, 20 de noviembre de 2010

PRIMICIA

Ante la impaciencia de Roberto Orzali, Carlos Mux hizo lo imposible para que los libros estuvieran listos para hoy, un día antes de la presentación oficial. Así que después de hacer varios trasbordos, los primeros ejemplares llegaron a sus manos.


En el transcurso de la tarde, Roberto se ubicó varias veces en el escenario, encontró ensayando el tono justo con el cual cantar el tango 'La Cantina' e incluso salió al parque para releer sus memorias (ahora felizmente editadas, un deseo cumplido) a la luz del sol (porque justo hoy se olvidó de traer los anteojos).



En el zanjón del castillo lo encontró Cacho Romero, quien venía a ofrecerle algunos consejos para estar seguro mañana y sacar pecho.

viernes, 19 de noviembre de 2010

ALCEN LAS BARRERAS




Ferrowhite presenta, este fin de semana, parte de su colección de faroles:

hay farol de barrera, de señales, y de cambista; farol de cabeza de locomotora, y farol de furgón de cola; y linternas, lámparas de mano y de mesa; farol de cuatro caras, de tres colores y hexagonales; hay faroles fabricados en Inglaterra por fábricas como Ellis Griffiths de Birmingham (1924) o por la Saxby and Farmer Engineers (1930), y también faroles hechos acá, muy cerca en el taller ferroviario que funcionaba en la usina inglesa, en Mecánica White. Ahí, durante muchos años, Velasco se ocupó de reparar todos los faroles de la línea Gral Roca.

Están los faroles de los cambistas, que son quienes andaban en la playa de maniobras, enganchando y desenganchando vagones; los faroles para caso de incendio, como los que había en Talleres Bahía Blanca, y están también los faroles del guarda, el “bicho canasto”, el que viajaba siempre en el furgón de cola, y que en cada parada le indicaba al maquinista, desde la otra punta, con luces blancas o rojas o verdes si estaba todo en orden y el tren podía arrancar de nuevo. Y los farolitos con los que andaban, en cada estación, el FAROLERO, que era el encargado no solamente de proveer a cada furgón de carbón, la leña o la estopa para la estufa. y de controlar que estén bien cerradas las puertas de todos los vagones sino fundamentalmente, de tener listo y llevar a cada furgón de cola, un farol de tres luces como los que Ramón Retamar usó acá en White, durante mucho tiempo.


jueves, 18 de noviembre de 2010

DESPUES DEL SANTO, ESTE DEMONIO



Este domingo, a las 20 hs., luego de la procesión de San Silverio, en Ferrowhite presentamos "Flying fish", teatro documental y ahora también libro de viajes. Todos invitados.

lunes, 15 de noviembre de 2010

EL HILO DE LA HISTORIA

 
Hoy vinieron los chicos y chicas del colegio La Asunción a conocer el museo y sobre todo a encontrarse con Ida Muhamed, una de las señoras cuya voz integra la publicación Bolseras. Relatos de mujeres que trabajaron en las fábricas de bolsas de Ingeniero White y Villa Rosas.
Así que después de reconocer el modelo agro exportador en las construcciones que se ven desde el parque del museo, de dar algunos mazazos en la bigornia y de hacer funcionar a puro brazo las máquinas de contar la historia que integran este museo taller, fuimos al salón de usos múltiples a tratar de pensar en los millones de bolsas que habría que coser para cargar las 5.730.812 toneladas de cereal que entre enero y agosto de este año se exportaron por el puerto local.
Para ayudarnos a imaginar el trabajo de confeccionar esas millones de bolsas, ahí estaba Ida. Presta para reponer esa experiencia y para saldar cualquier duda que los chicos y chicas traían después de haber leído y releído Bolseras en el aula junto con el profesor Oscar Benítez.
Si trabajaban por obligación o porque querían, si les pagaban bien, si podían salir a comprar algo para comer, qué pasaba si alguna estaba enferma y hasta con qué fríos de ahora se pueden comparar los que pasaban debajo de los galpones de chapa fueron algunas de las cuestiones que los chicos querían conocer.
Preguntas necesarias para pensar en las condiciones de trabajo, de esclavitud, como dice Ida, de esas fábricas de bolsas, que sin embargo parecen no anular lo que un muchachito pareció descubrir en Ida, los buenos recuerdos que le trajo encontrarse con una de las máquinas que había en la fábrica. Y, quizás sobre todo, la alegría de poder compartirlo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

DE PUNTA A PUNTA


Pamela Alarcón, con Nicolás Herrero, Lucas Leiva, Daiana Serrano, MIcaela Torres y Santiago Posniak
(¿quién es el que falta?)

- De una punta de la ciudad a la otra punta en el puerto, para entender cómo funcionó y cómo funciona (aunque esos talleres ya estén cerrados) el modelo agroexportador;
- de ese relato "glorioso" de la expansión del ferrocarril a una visión crítica de las tensiones que esa expansión trajo consigo;
- de los recorridos - casi arqueológicos - por los edificios en ruinas a las discusiones en clase para pensar qué puede pasar en esas tierras, y con ese barrio y qué se puede hacer para que sea algo para todos.

Vinieron hasta Ferrowhite para volver a recorrer su barrio (el Noroeste), lo que queda de Talleres Bahía Blanca, las manzanas alrededor de su colegio (La Piedad) o de su pueblo (como los chicos de Cerri, por ejemplo) cada grupo con sus cámaras, sus planos y sus anotaciones y el viernes 12 de noviembre, los chicos de las cuatro divisiones de tercer año presentaron sus trabajos referidos a la historia del ferrocarril en la Expocole: fotografías y videos, maquetas, objetos encontrados, láminas y posters con datos históricos, reflexiones y propuestas.



Que un grupo de adolescentes de 15 años haga una maqueta de Talleres Bahia Blanca con cajitas de cartón, papel crepe y escarbadientes tiene también algo de operación de salvataje: la maqueta dificilmente sobreviva la limpieza de fin de año pero ellos, que  conversaron con algunas de las personas que trabajaron ahí, recorrieron, sacaron fotos, armaron, imprimieron y montaron se vuelven depositarios del recuerdo de algo que fue fundamental en la constitución de su barrio, de su escuela, de la vida de la mayor parte de sus vecinos y de lo que, en poco tiempo, y con los vientos que soplan, no va a quedar nada en pie.

viernes, 12 de noviembre de 2010

VENÍ A WHITE EN TREN (O COMO PUEDAS)


En el museo taller te esperamos con todo: Pedro Caballero te deja rockear con la bocina de locomotora "Supertyfon", Hector Guerreiro pone en marcha su maqueta Ferrocarril Pago Chico y Nico Seitz lanza en nuestro cartel electrónico primicias y consignas para que todos los trenes de pasajeros, y no solo este, funcionen como se debe.

Salidas desde la Estación Sud el sábado y el domingo a las 14:30 hs. y a las 16:00 hs., y desde White (en el acceso a puertos por calle Velez Sarfield) a las 15:15 hs. y 17:45 hs. Valor del pasaje (ida y vuelta) $ 8. Ojo que los boletos para los viajes desde Estación Sud ya se agotaron.

lunes, 8 de noviembre de 2010

DÓNDE VA LA GENTE CUANDO LLUEVE

El domingo no vino nadie. Bueno, casi nadie.

Este museo podría ser definido tanto por los objetos que aloja como por las personas que lo frecuentan, o mejor, por lo que nos imaginamos que todas esas personas pueden llegar a hacer cuando se juntan. A la posibilidad de ese encuentro está referida la amalgama inestable entre la palabra museo y la palabra taller. Pero el domingo llovió -"cayeron barretas de punta"- y Ferrowhite quedó vacío. Un museo taller es una máquina de soñar identidades colectivas, una bicicleta en tándem que en días como este parece pedalear en el vacío. Cosas que pasan. Como al hijo de Moris, a Ferrowhite la lluvia no lo inspira. Si hasta Pedro Caballero llegó tarde. Digamos que el exceso de agua estropea el radical chic de nuestros mamelucos comunitarios, destiñe sus colores llamativos y va dejando ver, de a poco, la percha sobre la que están colgados. Y esa percha lleva el nombre del dueño de este boliche, dice “Estado”. ¿Un Estado infalible, "panóptico", total? No, un Leviatán cachuzo, argentino, siempre a medio hacer.

Porque la singular condición de posibilidad de este museo de los ferroviarios, de los trabajadores, de los vecinos y de los visitantes “progres” es que sea al mismo tiempo “del Estado”. Todo junto. Una comunidad limando y a la vez mimando los barrotes de esa jaula de hierro fuera de la cual es probable que sobrevivan pocos. A fin de cuentas, dice el ruido de la lluvia, un museo estatal es eso. Un lugar que seguirá abierto cuando todos se hayan ido. Un espacio indiferente a la cantidad y a la calidad de las personas que lo transitan. Estatal es la frase que brilla en la punta de la lengua del agente temporario que apostado en la entrada invita: “Pase, pase que acá no se cobra.” Estatal nuestra indignación frente al paseante taimado que llega con los mejores días, ese que frena en la puerta e intenta dilucidar con un cogoteo si entrar vale una moneda o no: “Este es un museo para todos, señor, incluso para usted.”

Y no está mal hacerse fan de esa idea, llevarla en andas como a un ideal, siempre que no nos olvidemos que en la práctica las cosas no resultan del todo así -a Ferrowhite vienen muchísimas personas pero, claro, no todo el mundo, y nadie se comporta igual-, y que en teoría tampoco. Porque atender un lugar como este requiere, además, vivir bajo el asedio de un pensamiento contrera -que ni la épica de la "batalla cultural", ni la crítica a los presupuestos platónicos del intelectual crítico, alcanzan a despejar-: aquel que sugiere que un museo es siempre un aparato en el que se reproduce el orden desigual de las cosas, o su justificación, o peor aún, sus “compensaciones simbólicas”, la victoria moral que se concede a los derrotados. Un sitio donde no para de fabricarse la aceptación de lo existente, aún a costa de su subversión imaginaria. Dicho esto, si no existe un afuera de las instituciones que nos constituyen, el asunto sigue siendo qué hacemos nosotros con ellas. ¿No te hacés unos mates?

En estos desvaríos había extraviado mi cabeza cuando de la tormenta emergieron Nilda y Adriana, y con ellas Aaron, Eric, Guillermina, Gonzalo, Luciana, Valentina, Verónica y la pequeña Zoe, trayendo consigo una definición con la que, por el momento, puedo pactar: este museo estatal es un paraguas, un artefacto debajo del cual te podés meter si la cosa se pone fea, un refugio provisorio ante las formas de intemperie que una civilización sin afuera se entretiene en prodigar. Eso. Cuando por fin paró, salimos al parque y les saqué esta foto.

martes, 2 de noviembre de 2010

EL INCONFUNDIBLE SONIDO DEL TREN



Próxima salida: domingo 14 de noviembre.

sábado, 23 de octubre de 2010

UN ÍCONO ES UNA ENTRADA



El sábado 16 de octubre conocimos las herramientas del mapeo colectivo de la mano de Julia Risler y Pablo Ares, quienes brindaron un taller para una multitud que inundó el salón de usos múltiples de Ferrowhite y colapsó las mesas de trabajo. Y luego las pusimos en acto.

La consigna para arrancar a hacer los mapas (o mejor dicho para cargar de conocimiento cotidiano los planos que nos facilitaron en la oficina municipal de catastro) era pensar en las relaciones (y acaso en los distanciamientos) que existen entre Ingeniero White y (el resto de) Bahía Blanca. Pero eso fue sólo el comienzo.

En efecto, al momento de la puesta en común de las producciones, notamos que cada equipo de trabajo había abordado la ciudad (o parte de ella) de un modo particular. Y que las particularidades de esos modos estaban emparentadas con quiénes los habían construido: con sus formaciones, sus perspectivas, con lo cada quien creía significativo señalar.

Definir qué había que indicar y cómo había que trabajar supuso comprender a estos mapeos, en primera instancia, como un procedimiento. Un hacer que implicaba compartir pareceres, agregar o contrastar experiencias y, no menor, lograr conformar un discurso (y acaso una estética) común.

De ahí que llenos de íconos, atravesados con hilos, escritos y marcados con flechas de colores y, eventualmente, con alguna escultura en papel fueron algunas de las formas (los cómos) que adoptaron los diferentes grupos para hacer visibles distintas cuestiones (los qués).

Así, algunos grupos hicieron hincapié en los elementos que se repiten en distintos espacios de la ciudad o de un barrio y que determinan zonas, como la de las casas fisuradas en Ingeniero White o la de los espacios de la cultura que dependen del municipio. Otros hicieron marcas puntuales para señalar dónde estaba su casa de la infancia, dónde hay una antena de telefonía móvil o dónde se hacen habitualmente las manifestaciones. Y hubo grupos que a la precisión espacial le agregaron fechas concretas: ‘el asesinato de David ‘Watu’ Cilleruelo el 3 de abril de 1975 en la universidad’ o ‘la colocación del monolito que auguraba el advenimiento del polo petroquímico el 17 de noviembre de 1972’. Mientras algunos usaron el plano para confrontar lo hubo con lo que (ya no) está, y poner de manifiesto ‘todo lo que desapareció’, otros señalaron una ausencia diferente y repusieron los barrios periféricos que el recorte catastral no mostraba colocando los nombres Villa Nocito, Villa Caracol, Bajo Rondeau.

Luego del procedimiento de mapear, de traducir la ciudad real que conocemos parcialmente a una ciudad dibujada, el resultado siguió siendo un mapa, es cierto. Pero los mapas que resultan de esta instancia colectiva, no son herramientas que nos indican cómo llegar a tal o cual lugar, sino que sirven para comprender dónde estamos parados y con quiénes compartimos (y acaso disputamos) ese territorio. Estados de situación, de denuncia y de deseo, que derivan no de conocimientos especializados, sino de los saberes y de las experiencias cotidianas de quienes los construyen.

En ese sentido, los mapas ponen a disposición una mirada que nos acompaña a ver y reconocer la ciudad desde otro lado. Porque la experiencia de hacer los mapeos pretende que cuando volvamos a recorrer los trayectos que habitualmente transitamos, podamos reponer aquello que descubrimos colectivamente: los problemas que se repiten en varios barrios, los flujos que atraviesan la ciudad, las relaciones que existen aún cuando no se presentan como tales. Pensando tal vez que, habiendo construido la ciudad de papel, también podamos rehacer la ciudad que habitamos y construir la que queremos.

jueves, 21 de octubre de 2010

"FERROVIARIOS DE SEGUNDA"

.
"El conflicto que enmarcó el asesinato de Mariano Ferreyra comenzó en mayo de este año, cuando decenas de trabajadores del Ferrocarril Roca fueron despedidos de las empresas que los contrataban. Fue entonces que se formó el Movimiento de Tercerizados del Roca que, a través de distintas medidas de fuerza, comenzó a reclamar la reincoporación, el pase a planta permanente y la equiparación salarial con los trabajadores estables. Ayer, los trabajadores que nunca lograron ser reincorporados y ya no tenían contra quién hacer paro, decidieron cortar las vías.

Desde la expulsión del empresario Sergio Taselli en 2007, el Ferrocarril Roca es gerenciado por la UGOFE, la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia, que contrata a 21 empresas, entre las que figuran Ferrovías, Metrovías y Trenes de Buenos Aires. También otras más pequeñas, algunas cooperativas integradas por miembros de la misma Unión Ferroviaria.

Estas empresas tercerizadoras tienen a su cargo a 1500 trabajadores que realizan tareas de obras, limpieza, control de boletos, el mantenimiento de vías, corte de pasto, y reparaciones de cabinas. “Los hacen trabajar en las peores condiciones. Los sueldos nuestros son de 4500 pesos y a ellos le pagan la mitad, y no tienen derechos laborales. Son ferroviarios de segunda”, aseguró a Tiempo Argentino Diego Ormachea, delegado del ex Ferrocarril Sarmiento, perteneciente a la lista opositora Bordó de la Unión Ferroviaria, que denuncia amedrantamiento permanente por parte de la Lista Verde, conducida por José Pedraza.

Luego de distintas medidas de fuerza por parte de estos trabajadores que no están bajo la representación sindical de la Unión Ferroviaria, el 5 de agosto se llegó a firmar un acta-acuerdo de cinco puntos en el Ministerio de Trabajo, en que las empresas se comprometían a reincorporar personal y a equiparar los sueldos. El acta fue firmada por el subsecratario de Transporte de la Nación, Antonio Luna, el subsecretario de Relaciones de Trabajo, Adrián Caneto, y los representantes de las empresas mercerizadas. “Esos puntos fueron inclumplidos, no hubo incorporación de los despedidos, y sólo en algunos casos hubo recomposición salarial. El conflicto siguió y hubo más despidos. La protesta de ayer fue por esos despidos”, concluyó el delegado."
 
"La historia de la lucha de los tercerizados", nota de Gimena Fuentes en Tiempo Argentino.

Más acá:
"Tres millones de razones detrás del crimen de Mariano Ferreyra"
"¿Quien mató a Mariano Ferreyra?"
"Ferrocarriles: el mapa después del desguace neoliberal"

miércoles, 20 de octubre de 2010

MAPA Y TERRITORIO

El sábado hubo taller de mapeo colectivo con Julia y Pablo. El ícono que resume lo que pasó esa tarde todavía está por inventarse.




Y el domingo llegó puntual, repleto, el tren (mientras afuera sucedía esto).




Y pensar que hay gente que los fines de semana descansa.

viernes, 15 de octubre de 2010

LAS PATAS EN LA RÍA

Este 17 de octubre un tren de pasajeros volverá a unir Bahía Blanca con Ingeniero White. La formación partirá de la Estación Sud finalizando su recorrido en la ex usina General San Martin, a metros del viejo muelle de los elevadores de chapa.

El viaje que organizamos junto con La Fraternidad en 2007

En los años sesenta entre Bahía y White corrían trenes cada media hora. El primero salía desde la Estación Sud a las 3:40 de la mañana, el último partía desde el puerto a las diez de la noche. El de las 7:40 era el "tren obrero". Tenía seis vagones: tres de primera, tres de segunda y un furgón para bicicletas, y era muy raro el día en que no corriera repleto de pasajeros. Paraba en Villa Rosas, los galpones madereros de la firma Hardcastle, el galpón de locomotoras y la Estación White. Luego los servicios fueron reduciendo su frecuencia hasta que, a mediados de la década del 80, los trenes locales dejaron prácticamente de correr. En 1992 dejó de funcionar el "tren obrero". Un año antes un incendio había destruído el edificio de chapa y madera de la Estación Ingeniero White.

Mirar Bahía Blanca desde las ventanillas del tren local es una invitación a recorrer esta historia. Supone, en cierto modo, observar la ciudad desde el punto de vista de los ingenieros ingleses que planearon el trazado de estas vías allá por 1884, pero también resulta una oportunidad única de sentarnos en el sitio que antes de nosotros, durante décadas, ocuparon miles de trabajadores. Al mismo tiempo, es una ocasión inmejorable para entender desde adentro la dinámica del transporte de granos y productos petroquímicos en la actualidad. Antes de llegar al pie de los que fueran los elevadores de la Junta Nacional de Granos, el tren deberá pasar por dentro del galpón en el que se realiza el proceso altamente automatizado de descarga de los vagones tolva que llenan los silos de la cerealera UTE Toepfer. Este viaje hasta el museo taller es de ida y vuelta. Nos propone un recorrido por la historia para conducirnos a una comprensión más compleja del presente.

Horarios:
Sale de Bahía Blanca: 14:30 hs. / Llega a Ingeniero White: 14:55 hs.
Sale de Ingeniero White: 17:00 hs. / Llega a Bahía Blanca: 17:25 hs.
Sale de Bahía Blanca: 16:00 hs. / Llega a Ingeniero White: 16:25 hs.
Sale de Ingeniero White: 18:30 hs. / Llega a Bahía Blanca: 18:55 hs.

Venta de boletos: Confitería de la Estación Sud
Valor: $8 (ida y vuelta)

La actividad es organizada por la Dirección de Asuntos Turisticos e Internacionales y el Instituto Cultural de la ciudad de Bahía Blanca.

miércoles, 13 de octubre de 2010

TALLER DE MAPEO COLECTIVO


El próximo sábado 16 de octubre realizaremos en el museo un taller de mapeo colectivo a cargo de Julia Risler y Pablo Ares, integrantes del "laboratorio de comunicación y recursos contrahegemónicos" Iconoclasistas.

La actividad se propone armar mapas que ayuden a sintetizar un relato en común, mapas para contar dónde estamos parados, quiénes son nuestros vecinos, y cuáles las problemáticas de los lugares por los que transitamos.

El mapeo colectivo es una herramienta lúdica y de creación para comprender el espacio en su dimensión geográfica pero también social, cultural y económica. En los talleres de mapeo la memoria y los saberes cotidianos de quienes participan son fundamentales para conocer y reflexionar acerca de la situación de cada lugar.

El taller es abierto y gratuito.

lunes, 11 de octubre de 2010

NOCHE DE "ACERO Y LUCHA"

El sábado pasado presentamos "Ferroviarios. Sinfonía de acero y lucha.", libro en el que Juan Carlos Cena reconstruye la historia de las reivindicaciones de los "trabajadores del riel" entre 1877 y 1992, a través de la labor investigativa tanto de historiadores como de militantes sindicales.


Con esta actividad concluyeron las IX Jornadas Nacionales y VI Latinoamericanas "El pensar y el hacer en Nuestra América, a doscientos años de las guerras de la independencia", organizadas por el grupo de trabajo Hacer la Historia y el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur.

Pero hasta el museo taller no llegaron solo los participantes de las jornadas, sino además muchos de los ferroviarios que figuran en uno de los capitulos de este libro, "La (larga) huelga de 1958 en Bahía Blanca e Ingeniero White"*: Adolfo Blasco, Pedro Caballero, Osvaldo Ceci, Humberto Gómez, Hugo Llera, Pietro Morelli,  Manuel Montes, Carlos Montes de Oca y Rodolfo Ricci. Tampoco faltó Claudio Fabbi, aunque cuando ocurrieron esas huelgas, él ni había nacido. Todos ellos son parte de esta historia.




Fotos de Carlos Mux.

*Ese capítulo fue escrito y entregado a fines de 2007. Después, muchos otros ferroviarios a los que entrevistamos siguieron ampliando y matizando el relato y la interpretacion de esos hechos. A los 4000 no vamos a poder entrevistarlos, pero sí sería un proyecto muy interesante que vayamos preparando una publicacion enteramente dedicada a las huelgas del 58 y del 61 en nuestra ciudad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

"FERROVIARIOS. SINFONIA DE ACERO Y LUCHA." - 9 DE OCTUBRE, 20 HS EN FERROWHITE



4000 ferroviarios de Ing. White y Bahía Blanca caminando por Avda Alem, 4000 ferroviarios sentados en la plaza de armas del regimiento no podían quedar fuera de esta historia.

El sábado 9 de octubre a las 20hs, con la presencia de Juan Carlos Cena y Gustavo Contreras se presenta en Ferrowhite el libro "Ferroviarios: sinfonía de acero y lucha", La Nave de los locos, Bs As, 2009, una historia de las organizaciones sociales y gremiales ferroviarias y de las huelgas ferroviarias entre 1896 y 1992, dedicada por Cena "a todos mis compañeros ferroviarios que lucharon y luchan por un ferrocarril al servicio del pueblo".


Cuando a fines de 2006 Juan Carlos Cena, ex ferroviario y autor de El guardapalabras (1998) y El ferrocidio (2003) leyó en el blog Archivo White uno de los textos relacionados con la primera experiencia de teatro documental "Nadie se despide en White", en particular lo que cuenta Hugo Llera sobre la huelga de 1958, nos invitó a participar de su libro sobre las organizaciones y las huelgas ferroviarias.

Así, como pasajeros invitados al tren de este libro, raudamente conducido por Cena, aportamos el texto "La (larga) huelga de 1958 en Bahía Blanca e Ingeniero White", que forma parte del capítulo "Las primeras resistencias ferroviarias"

Más sobre la historia de esta huelga acá y acá

domingo, 26 de septiembre de 2010

HECHO EN FERROWHITE

Nos pidieron un texto que resuma en 8000 caracteres en qué anda Ferrowhite. Cosa no siempre sencilla. El intento, completo, acá.



Ferrowhite es un museo que además de exhibir objetos los fabrica. Imanes para adherir próceres precarizados a tu heladera y bolsas para las compras con frases que hacen blanco en la coyuntura, pero también buques archivo, elevadores de granos en miniatura, remeras con vegetación autóctona mutante y obras de teatro protagonizadas por ferroviarios, estibadores y marineros. Cómo es que de un museo salen todas estas cosas tal vez requiera algún tipo de explicación. Ferrowhite es un museo taller. Esto quiere decir que ocupa el lugar que fuera un taller pero, además, que intenta funcionar como uno. Desde este punto de vista, lo que Ferrowhite atesora no son solo herramientas viejas, sino también el potencial de trabajo, la inteligencia organizativa y operativa asociada a ellas. Un museo taller busca actualizar ese potencial. Acaso tanta actividad intente dar respuesta a un solo interrogante: ¿Cómo convertir la preocupación por la historia en una tarea colectiva, y a esa tarea en uno, dos, un montón de útiles capaces de incidir, aún de manera modesta, en la realidad presente?

EL PASADO COMO CONSTRUCCIÓN
Entender este museo estatal como una construcción colectiva supone revisar la jerarquía establecida entre quienes cuentan la historia y quienes, con suerte, son contados por ella. Es decir, implica reconsiderar las reglas que en nuestra sociedad regulan la producción de relatos sobre el pasado compartido. Este 9 de octubre presentamos “Ferroviarios”, libro compilado por Juan Carlos Cena, que incluye el artículo “La (larga) huelga de 1958 en Bahía Blanca e Ingeniero White”, en el que treinta obreros entrevistados por el museo recuperan aspectos de la multitudinaria marcha que paralizó el puerto y la ciudad el 1 de diciembre de ese año. 

Entre tanto, nos preparamos para realizar, el próximo sábado 2, la segunda función de “Flying fish”, cuarta obra del proyecto de teatro documental Archivo White, protagonizada por el marinero mercante Roberto Orzali. La obra relata el viaje alrededor del planeta que Orzali realizó a bordo del “Aegis Kingdom”, buque griego que partió de Ingeniero White en junio de 1972 llevando trigo hacia el puerto de Yokohama, en Japón. Entre la obra y la travesía que la inspira median grandes transformaciones: la modernización en el diseño de los buques, la automatización de los procesos de carga y descarga, la flexibilización de los marcos legales que regulan la actividad marítima y portuaria. En efecto, la obra de Roberto puede verse como el repaso a contrapelo de los cambios económicos, políticos y sociales que hoy vuelven impensables viajes como el suyo. Pero lo que el teatro documental pone a la vista de todos es algo más que el testimonio de un mundo perdido o una mirada en perspectiva del mundo actual. Lo que un “documental en vivo” lleva a escena es, ante todo, una capacidad. La capacidad de los trabajadores de hacer algo distinto de la labor a la que fueron asignados. Ninguno de los protagonistas de Archivo White se limita a hablar sobre su trabajo. El estibador Pedro Marto lee una proclama política, el marinero en pesqueros de altura Marcelo Bustos filma una película con su celular, el mecánico ajustador Pedro Caballero baila el bolero de Ravel. Vistos desde esta platea, tanto el ferroviario que solo piensa en trenes como el “artista nato” se convierten en figuras de cartón pintado, ajenas a cualquier conflicto, tan planas como esos obreros de fibrofácil que llenan de ironía las salas del museo, fetiches de los que conviene empezar a sospechar. 

COMO FUNCIONA LA COSA
Es usual que la historia de un lugar se cuente a través de estatuas, museos y monumentos, cosas de gran escala, destinadas a perdurar en el tiempo tal cual son. El taller que se realiza en Ferrowhite los lunes, martes y miércoles por la tarde, parte de la premisa opuesta: ¿Por qué no inscribir esa identidad en cosas de menos peso, de uso y desgaste asegurado? ¿Por qué no producir remeras, buzos y mochilas que nos permitan llevar en el cuerpo –con lo que nos gusta y lo que queremos cambiar-, nuestro barrio, nuestra ciudad?








“Cómo funciona la cosa” es un taller de confección e impresión de prendas y otros objetos de uso cotidiano del que participan pibes de Ingeniero White y el Barrio Noroeste. A saber, Andrea, Anto, Camila, Ceci, Emiliano, Evelyn, Franco, Jimena, Maira, Mariana, Macarena, Mica, Paola, Regina, Romi, Sofía, Stefi, Wanda, o como ellos han dado en llamarse “Los chicos del Ferro”. Esta primavera el taller lanza su exclusiva colección de remeras con vegetación mutada. Prendas que lucen flores “autóctonas” pero de diseño artificial, ideales para llevar junto a los coquetos y ultra prácticos morrales que los chicos estamparon con sus dibujos.


HACER ES PENSAR
Junto a llaves, martillos y tenazas, Ferrowhite pone a consideración de los visitantes, artefactos que no provienen del pasado ferroportuario sino que han sido producidos por los propios trabajadores para contar ese pasado o imaginar el futuro. La Estación Ingeniero White de Ernesto Micucci, los buques archivo de Roberto Conte, las locomotoras de Domingo González o los pasajeros de Carlos Di Cicco valen por lo que representan, pero además por los procedimientos que en el acto de hacer memoria cada uno de ellos ha puesto en juego: cajas de vino que se convierten en un buque archivo; latas de arvejas, luces de navidad y tablas de pinotea que reconstruyen una estación perdida; el garaje o el living de una casa transformados en laboratorios de la historia colectiva. A esta serie sumamos ahora las tallas en madera del escultor ferroviario Francisco Polo, expuestas desde septiembre en la Casa del Espía.

























TODOS ADENTRO
Mencionar a las personas e instituciones que tienen que ver con Ferrowhite supera por mucho la cantidad de caracteres asignados a esta nota. No podemos dejar de nombrar, sin embargo, a aquellos que -empleados “de planta”, temporarios, becarios y colaboradores- forman parte de su equipo de trabajo: Alejandra Azcoitía, Analía Bernardi, Malena Corte, Rodolfo Díaz, Silvia Gattari, Juan Manuel González Muñiz, Héctor Guerreiro, Adriana Lucero, Natalia Martirena, Reynaldo Merlino (director), Ana Miravalles, Gustavo Monacci, Carlos Mux, Esteban Sabanés, Nicolás Seitz, Zulema Soria y Nicolás Testoni. ¿Qué comparten todas estas personas? Quizás, solo quizás, eh, la apuesta, quién lo duda nada sencilla, a que la reflexión y el hacer de muchos es capaz de ensanchar tanto nuestra comprensión de lo que pasa aquí hoy, como nuestras chances de cambiarlo.

Imaginen este museo como un banco de pruebas. Un espacio en el que sería posible establecer conexiones no previstas en ningún manual. Un lugar en el que vincular, por ejemplo, la transcripción de los libros de personal del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico con la publicación del diario de viaje de un inmigrante empleado a principios del siglo XX en una de las tantas cuadrillas de alambradores de ese mismo ferrocarril. Conecten ese encuentro a decenas de entrevistas con trabajadores ferroviarios y portuarios, y enganchen a ellas la producción de videos que rastrean la actual trasformación de esos oficios en saberes de supervivencia, luego, acoplen al conjunto la recuperación de un torno de más de cuatro toneladas, un café donde se cuentan historias de leyenda, el armado de una maqueta que releva al detalle nuestro “Pago Chico” ferroviario y la reunión de la barra de amigos que copa cada domingo nuestra puerta de entrada. Pongan todo esto a girar, dando y dando manija, y Ferrowhite arranca.