Enfoques, particularidades y finalidades que presentan las
propuestas sobre Educación Ambiental Integral en Ferrowhite Museo Taller desde
las diferentes vistas del estuario de Bahía Blanca.
Este fue el eje que lxs docentes Oscar Benítez Jara y Ludmila Zabala me propusieron para participar en el 3° Ciclo de Conferencias del Instituto Avanza: "La centralidad de la enseñanza".
Y lo que sigue fue lo que intenté poner en común con estudiantes y docentes de distintos profesorados. Un relato a partir de la experiencia y de lo aprendido de compañerxs que pasaron por el rol de educadorxs de Ferrowhite. En la mesa también participó la Lic. y Prof. en Geografía Lorena Espasa quien hizo aportes sobre la implementación de la Ley de Educación Ambiental Integral.
Recorridos conversados
A los grupos de las escuelas que nos visitan solemos recibirlos en el portón de ingreso y proponerles un “recorrido conversado” por el parque del museo.
Una de las consignas a la que siempre volvemos dice “el museo empieza afuera”, a ese afuera lo consideramos casi o tan igual de importante como el adentro, con sus muestras de objetos vinculadas con la historia ferroviaria local. El museo no está aislado, tampoco se hace puertas hacia adentro: está ubicado en una localidad que tiene un puerto; un puerto que a su vez tiene una función específica y una larga historia; ubicado en un estuario, ría o bahía; en un humedal como ambiente; en el barrio del "Boule".
Y compartimos la propuesta de intentar ser perceptivxs a ese paisaje en el cual el museo está emplazado, en el cual, como siempre decimos, hay “mucha información", muchos estímulos como el movimiento de barcos que entran y salen, los ruidos de los silos que en estos días están levantando Cargill y Viterra, las chimeneas humeantes, las grúas sacando los barcos hundidos, los sonidos de las sirenas de los jueves a las 11; ejemplos de un espacio en transformación en el presente y esa dimensión del ambiente como algo en tensión.
En ese afuera también hay mucho de lo concreto y de la experiencia de la tactilidad, de entrar en contacto con huellas de la historia ferroportuaria de la ciudad: están las materialidades de la historia del ferropuerto, de distintas épocas, algunas de las cuales continuaron siendo utilizadas por las empresas transnacionales que, en los años ’90, durante el período que llamamos “la gran transformación”, se volvieron actores socio-económicos claves de esta franja costera.
Es decir, está lo histórico, en relación con lo ferroportuario y están los elementos que podemos asociar con el ambiente, con el entorno natural: una enorme cantidad de cuises, por ejemplo, habitó el parque en 2019 y desconocemos los motivos de por qué así como llegaron, se fueron; un panal de abejas –en crecimiento- en el frente de la usina; bandadas de palomas que toman agua en los charquitos del parque… Y ya, caminando un poco más, en el sector de la ex playita de la usina, si la marea está baja, podemos contemplar las cuevas de los cangrejos cavadores y las gaviotas cangrejeras en distintas situaciones…
En este panorama sociocultural y natural, entonces, está Ferrowhite,
un museo de gestión pública, que intenta, en el ejercicio cotidiano,
crecer en relación con las comunidades que allí participan.
Playita
Hacer una pausa en el sector de la ex playita de la usina es un tiempo al que le damos importancia. Intentamos condicionar lo menos posible esa primera mirada que se construye del lugar, respetar el derecho de lxs visitante a la contemplación, en este caso, de la biodiversidad. La vida es diversa, puede manifestar distintas formas. Después de esa experiencia proponemos un espacio de escucha e intercambio.
En este espacio que muchas veces llamamos ¡qué
panorama! intentamos transmitir una lectura situada que dé cuenta que
los elementos naturales y sociales que allí se articulan son el resultado de un
conjunto de transformaciones ocurridas a lo largo del tiempo.
Ese espacio, puntualmente, atesora muchas historias, de vecinos de White y de Villa Rosas que dispusieron de ese espacio contiguo a la usina, hasta principios de los ‘80, como un balneario. Una playa que se formaba por el agua salada que había ingresado a la usina por un sistema subterráneo de canales para enfriar las maquinarias y después descargaba en la ría. Los vecinos, con piedritas armaban una especie de piletón circular y se quedaban ahí, sintiendo el agüita termal. Recuperamos las historias de los trabajadores como Angelito Caputo, ex trabajador de la usina, quien recuerda en sus memorias sobre las personas que allí se bañaban, de día y de noche, que las podían ver desde las calderas, que a veces incluso ellos también se bañaban en algún cambio de horario. La identificación entre historias de trabajadores del puerto, ferrocarril y usinas, que aborda el museo y, los balnearios de White, se da, paradójicamente, casi en forma natural.
Rambla de Arrieta
Como un modo de desnaturalizar estos cambios, cómo un modo de posicionarnos, de poner en común un planteamiento de este quiebre entre comunidad y mar, desde el museo, desde sus comienzos en el año 2004, recuperamos el proyecto de un intendente local, de ideología socialista, Agustín de Arrieta: en el año '34, Arrieta, sensible a esta identificación entre pueblo y playa, proyectó un balneario popular junto al barrio Bulevar Juan B. Justo, donde hoy se encuentran la central termoeléctrica Luis Piedrabuena (Pampa energía) y la trasnacional cerealera ADM.
La Rambla de Arrieta, justamente, nos permite repensar la
palabra ‘territorio’ como algo que no
está dado, siempre está en proceso de formación, en devenir, nunca acabado,
nunca cerrado.
A su vez, en las intervenciones y gestiones que allí se van
haciendo, nos vamos reapropiando como comunidad. En este sentido, dar cuenta de
lo físico (que concretamente posibilita “el hacer” en comunidad) y también, de que es un espacio
socializado y culturalizado. Que reúne las
palmeras artificiales que imagina nuestro compañero Pol Ovideo en unos
viejos aisladores de energía para jugar
con las playas de Hawaii y las de White; con la frase que armó un residente de
Isla Invisible (por la necesidad de visibilizar ese espacio vedado Vs. “bahía
le da la espalda al mar”) en uno de los
tejidos que nos separan de la ría y enuncia “de qué está hecha la espuma de
mar”, con las choripaneadas de la comunidad Prende chicxs para dar inicio al
taller anual de artes plásticas. Todo pasa ahí, junto al mar.
Esas apropiaciones múltiples, de voces superpuestas, nos permiten construir, materialmente, el lugar que queremos habitar, con la certeza de que otras personas también tienen que pasar por la experiencia, en este presente y en el futuro. A su vez, podemos pensarlo como un lugar singular y específico, que se relaciona con la forma de percibirlo de la comunidad que lo habita y lo transforma.
Educación ambiental en museos
Este espacio, a la vez, presenta una serie de tensiones sociales y ambientales, vinculadas fuertemente con la actividad económica y comercial del puerto. Cuenta con carteles que dicen ‘no pasar’, está cercado, hay alambres de púas y tejidos. Hay límites definidos al uso de un espacio que fue común.
Allí podemos reflexionar sobre los motivos que
desencadenaron en las fuertes transformaciones de ese espacio que, sin caer en
idealizaciones, se presentaba más
equilibrado entre la función productiva y los márgenes para el disfrute
social. Buscamos recuperar la dimensión política de esos cambios y las
continuidades del extractivismo en la Historia económica del país,
problematizar la imagen del embudo del puerto.
Propuesta educativa 1: El granero del mundo
Mostramos unos tubos de granos, de los principales productos que se exportan, ¿qué nos dice la situación operativa del día que publicó el CGPBB?
Intentamos construir una mirada crítica y un discurso autónomo alrededor de esa información y no quedarnos en las cifras siderales que nos resultan difíciles de dimensionar: “analizar los intereses de los distintos actores sociales, sus argumentos y propuestas, favorece la construcción de un posicionamiento propio por parte de las y los estudiantes, promoviendo el pensamiento crítico, ampliando y complejizando la mirada que traen de su realidad social” (Propósito de la Educación ambiental: la sensibilización ambiental)
Preguntas que surgen: Las semillas que se exportan, ¿bajo qué procedimientos se obtienen? El concepto de bienes comunes, “aquellos que se hereden y se transmiten en una situación de comunidad”, parecería no cumplirse. // ¿Qué sucedería con el empleo si alguna de estas empresas decide retirarse del país por los cambios en la normativa? // ¿Qué conflictos ambientales conlleva? // ¿Cómo seguir como comunidad?
Propuesta 2: Arqueología de la marea:
Arqueología de la marea: ¿qué estudia la Arqueología? Somos arqueólogos, en cada hallazgo minúsculo podemos dar cuenta de procesos económicos, sociales y ambientales que afectan nuestra vida.
¿Qué es basura y qué no? Depende de cómo lo miremos
Un plato roto con una descripción china en la parte de atrás / una soga / una red / una pluma ¿Por qué en este mar?
¿Qué impactos tiene este modelo, este “puerto cada vez más eficiente y competitivo” en la economía urbana? ¿Qué pasa con las riquezas que aquí se producen y comercializan?
¿Qué ventajas y desventajas encontramos sobre la presencia del polo petroquímico?
¿En qué situación se
encuentra la pesca artesanal? A sabiendas de que está atravesando un conflicto profundo
con las actividades industriales, petroquímicas y petroleras. ¿Cómo la afecta
el dragado y la contaminación del agua, suelo y aire? ¿Qué pasa con los
procesos judiciales que se inician desde
los damnificados?
Nos hacemos preguntas sobre la fauna y la flora del estuario. Estar ahí, en la costa del estuario, nos acerca a problemáticas medioambientales y de la mano de eso, a la posibilidad de cuidarlo, de poder poner en práctica el cuidado y la defensa de lo ambiental.
Cruzamos este eje con la línea de trabajo comunitario del
Prende. ¿Qué hace un proyecto de huertas agroecológicas en un museo
“ferroviario”? La supuesta dicotomía naturaleza-cultura
se cae, podemos ver cuán conectadas estén. Es parte de un proyecto comunitario, en articulación con el
INTA Y Prosauchis, vinculado con el enfoque de la Soberanía Alimentaria y con las ideas del
ambientalismo integral de las que habla Chiqui
Gonzalez: “una vocación que venga a atravesar transversalmente la
cultura, los aprendizajes, el cuerpo y la calidad de vida, el desarrollo humano
y un concepto de naturaleza del que
formemos parte”.
Que en escala pequeña puede presentarse, en un mismo territorio portuario, este gesto de producción sensible y soberana de los alimentos, que cuida la salud de las personas y a la naturaleza -en contraposición con el modelo cuantificado, racional, calculable del extractivismo-, es algo que nos parece importante de recuperar.
Recuperar la escala pequeña, de intervención, con estos proyectos que no pretenden cambiar la vida pero sí ensayar otras posibilidades. Que eso lo hacemos mientras se discute si se instala acá o en Río Negro la planta de GNL. Y aunque, frente a esos problemas tan grandes o al hecho de que las empresas no han internalizado el daño ambiental, volver posible la comunicación ahí, situada, con quiénes nos visitan, con nuestrxs vecinxs. Y poner al museo como un espacio disponible para pensar en esos bienes comunes.
Para ir cerrando: Por modos de vida ambientalmente justos
Me gustaría traer el concepto de Buen Vivir, un
posicionamiento político que defiende que las
personas somos parte integral y no dueñas de la naturaleza. Nos enseña a
mirar con cuestionamientos que los
conceptos de ‘progreso’ y ‘desarrollo’ son, justamente, indiscutibles. El Buen
vivir nos ofrece herramientas teóricas para profundizar en lo que hacemos en un
mundo desigual y es una tarea a largo plazo, apropiarnos cada vez más de sus
postulados: “los saberes comunitarios,
muchos de ellos ancestrales constituyen la base para imaginar y pensar un mundo diferente, en tanto camino para
cambiarlo” (Acosta A., 2014).