sábado, 10 de octubre de 2009

METODOS


Foto tomada en el paredón sur de los Talleres Bahía Blanca Noroeste frente a la calle Blandenguez. La imagen representa el deseo de los vecinos de que la calle sea abierta, atravesando el paredón, lo que queda del galpón de montaje.


El proyecto, ahora, es escribir sobre los Talleres Bahía Blanca Noroeste.

Uno empieza preguntándose ¿cómo se destruyó todo esto en tan pocos años? ¿por qué? ¿Dónde están las maquinarias, herramientas, repuestos, ladrillos, tejas? ¿Dónde están quienes trabajaron acá? ¿por qué no hubo resistencias, intentos de reapertura o reactivación, formación de cooperativas?

Estamos retomando ahora una larga serie de entrevistas hechas desde hace cuatro años, y entrevistando a muchas otras personas que en distintos momentos trabajaron en TBB y entonces uno se cuestiona:

¿Cómo hacer para no quedar atrapado/a en la versión de un pasado recortado por la distancia, idealizado por la propia nostalgia de la juventud de quienes hablan, mistificado por el contraste con un historia reciente que a duras penas pueden decir? ¿Cuánta resistencia interna hay que oponer a los relatos minuciosamente apocalípticos para seguir pensando que sí vale la pena tratar de entender y decir qué fue lo que pasó?

¿Cómo contrarrestar las explicaciones exaltadas, moralizantes y asbolutas (tipo "los argentinos somos así, no podemos tener nada", "los políticos son todos unos hijos de puta"), los desplazamientos tranquilizadores (por ejemplo, espantarse por los edificios mismos en ruinas ), o los juegos de victimización/demonización de quienes tuvieron que ver en esto?

¿Cómo contrarrestar lo más fuerte, lo más pregnante, lo más cómodo para todos, con respecto a este tema, cómo contrarrestar la tendencia al borramiento y al olvido?

5 comentarios:

Natalia Martirena dijo...

en estos casos la palabra micropolitica hace ruido, pero la entrada parece mover aunque sea un poco las cosas de su lugar.

Natalia Martirena dijo...

una pared poco comoda y una foto atenta.

Ana Miravalles dijo...

Lo que muestra la foto para mí es terrible,: un paredón inmenso, infranqueable, un galpon a medio demoler, eldeseo y a la vez la impotencia de quienes quieren vivir en una ciudad mejor, esos talleres que fue un emporio hasta no hace tanto y del que ahora no se dice nada, y respecto de los cuales no se hace nada.
La imagen de la foto es una aporía. Por eso, entre otras razones, el desasosiego.

Natalia Martirena dijo...

Comparto lo que decis, lo de poco comoda fue poco feliz? quizas si!!!siento que nombrar el desasosiego no alcanza,pero le doy valor a nombrarlo, la impotencia de pensar que los cambios se hacen en grupo y uno no sabe como. Me gusto la entrada que hiciste y una lastima que no haya podido comunicarlo.

Ana Miravalles dijo...

El desasosiego es el "desasosiego empatico" al Dominik LaCapra que dedica el primer capitulo de su libro Escribir la historia, escribir el trauma (2004), en el que reflexiona acerca de los extremos en los que se puede encontrar el entrevistador-historiador cuando trabaja con temas y sujetos que han vivido historias traumaticas (tanto una completa transferencia debida a la total identificacion con la víctima como, en contraposicion a la objetivizacion propia del positivista) y una posicion diferente a esas dos que no es simplemente una diferencia de grado sino una plena autoconciencia del mayor o menor grado de implicacion, la inevitable carga afectiva que pone el investigador tanto en la relacion con sus entrevistados como en la valoracion que hace de la historia que se dispone a contar, y los delicados problemas que implica el decidir cómo, desde hablar, enunciar. Nombar el desasosiego (en http://anamiravallesparva.blogspot.com) fue el prolegómeno imprescindible para poder escribir la entrada que hice recién y para la que viene maniana referidas ambas a una entrevista que hice el viernes. Gracias por estas reflexiones.