miércoles, 26 de marzo de 2014

MI VIAJE EN EL DUNDRUM BAY

Soy Roberto Jorge Orzali. Vivo en Ingeniero White. En 1968, con mi primo hermano Jorge Horacio Siepe, apodado Pinda (le gustaba mucho el jugo “Pindapoy”), decidimos irnos al Brasil a buscar trabajo. En los puertos brasileños no conseguimos nuestro objetivo, que era embarcar, y volvimos a White donde nos enteramos que en el puerto, en el muelle viejo de hierro, había un buque que había quedado embargado por deficiencias en el sistema eléctrico, alimentación, higiene, sin agua potable, etc., etc. Fuimos a presentarnos ante el capitán, que se llamaba Edgard Collins de nacionalidad inglesa. A bordo había marinos de Pernambuco, belgas, ingleses y argentinos.


El capitán nos embarcó a Pinda de segundo cocinero (second cook) y a mí de “Sluki”, o sea limpiador de maquinas. Trabajamos dos meses amarrados en el Muelle de Hierro en forma precaria, hasta que se rompieron los generadores de corriente y no se pudo cocinar más a bordo, aparte, teníamos rotas las bombas de agua. Mi primo y el cocinero utilizaban la cocina de la Cantina Royal para darles de comer a la tripulación. Todo estaba a cargo de la Agencia Marítima Monacci.

Seguimos en esta situación, hasta que nos desembarcaron a todos, a los europeos los mandaron a su país de origen y el barco quedó embargado con un sereno a bordo, hasta que se resolviera la situación del buque. La Agencia Monacci, todas las semanas nos adelantaba dinero, una caja de cigarrillos y una botella de whisky. El buque quedó dos años sin tripulación hasta el momento que se remató y se vendió a una empresa uruguaya en 31.200.000 pesos, se tuvo que formar una nueva tripulación conformada por argentinos y un uruguayo. El capitán se llamaba José Cossa. Se le puso al buque el pabellón liberiano. Luego de las reparaciones  correspondientes nos hicimos a la mar, nos despidieron del muelle de hierro con fuegos artificiales y cámaras de televisión de los medio de Bahía Blanca, además, se encontraban familiares de algunos tripulantes, entre ellos mi madre, mi padre y mis tías. 

Navegamos rumbo al puerto de Necochea donde debíamos cargar al buque con trigo, destinado al puerto de Callao, Perú. Zarpamos del puerto de Quequén, en Necochea, con rumbo al Atlántico Sur. El buque tenía una marcha de 12.013 nudos por hora, era un poco lerdo. A los días tuvimos un fuerte temporal en el Cabo San Jorge, que se encuentra por la zona de Patagones, me acuerdo que nuestro cocinero Guerino Mancinelli alias Pechito, lo mandó a Jorge Rodriguez “Pastilla” a tirar un tarro con basura al mar y si no se agarra de un parante que había en la popa lo barre un golpe de mar. Seguimos navegando rumbo al sur hasta que divisamos el faro Punta Vírgenes que es el faro que marca la entrada del Estrecho de Magallanes. Navegamos por el Estrecho de Magallanes hasta encontrar los canales fueguinos chilenos. Es maravilloso navegar por esos canales, con su naturaleza, con sus canales rodeados de cerros nevados y vegetación, un bálsamo para la vista y el alma. Pechito, que era el cocinero, nos dijo a Pastilla y a mí, si le podíamos pelar 2 ollas de papas y cuando terminamos Pastilla dijo “me cansé de pelar papas”, y tiró la balsa al agua con las papas que quedaban. Pechito, cuando se enteró, nos corrió con el palo de amasar por todo el buque.

Salimos del Océano Pacífico, luego de atravesar los canales, el mar estaba tranquilo, hicimos agua, aprovisionamos los tanques por medio de una chata aguatera que vino del puerto de Valparaíso y a la semana siguiente llegamos al puerto de Callao en el Perú. El viaje duró 25 días desde Necochea al Perú. En Perú se descargó el cereal, luego se navegó hacia el puerto de Salaverri, cerca del Callao, para cargar aceite rumbo al puerto de San Pedro, en California. 

Cuando navegamos hacia el Perú, Guerino Mancinelli, alias “Pechito”, me afeitó la cabeza. Yo tenía una barba larga producto de los días de navegación y Pechito me la cuidaba, me la recortaba, luego me hizo un turbante y le puso una piedra. A la caída del sol, habíamos acordado con los compañeros, que yo me subiera arriba del techo del puente y convocara a la oración, una especia de Ramadán Árabe. Cuando caía el sol, todo el mundo dejaba sus quehaceres y se dirigían a cubierta, hacia la popa  del buque, y yo con una túnica y la barba que tenía parecía un profeta saudita. Me hincaba y hacía que oraba. Todos se inclinaban ante mi figura y oraban. El capitán José Cossa nos observaba y decía “éste es el buque de la locura”. En el Callao, Pechito me hizo un turbante con una piedra de un anillo grande que él tenía. Fuimos con otros tripulantes a un cabaret que se llamaba Trocadera. Yo iba con el turbante puesto y un traje negro, parecía un marajá hindú. Las alternadoras querían hablar conmigo y yo les decía que no hablaba español, solo idioma hindú, cuando salíamos nos matábamos de risa.

Yo me desembarqué en el puerto de Salaberri, junto al mayordomo Moreira y un 2º maquinista. Nos desembarcamos porque tuvimos una discusión referente a horas extras que no nos pagaban. Trabajamos 12 horas y nos pagaban 8. Conseguimos que nos pagaran lo adeudado, pero debido a discusiones que tuvimos, nos volvimos a Buenos Aires por Aerolíneas Argentinas. Mi primo Pinda siguió navegando y ocupó el lugar del mayordomo. El buque puso proa hacia el puerto de San Pedro, California, que viene a ser la terminal marítima de Los Ángeles, la ciudad USA.

Paso a contar algunos hechos que pasaron luego a bordo del Dundrum Bay, que me contó mi primo Pinda. Cuando terminó su viaje en el muelle de San Pedro, a la hora de cenar, a bordo en los barcos, se cena a las 19 hs., mi primo que era el mayordomo, se encargaba de preparar el menú para pasárselo al cocinero que era Pechito Mancinelli. Salieron un rato a cubierta y vieron que cerca del buque navegaban americanos en unos yates, quienes saludaban a los muchachos del Dundrum Bay, y a la vez, los invitaban a subir a bordo de los yates. Pinda, Pecho, el Colorado Serra, el Negro Canale, Pastilla y el uruguayo Kukú abandonaron todo y abordaron esas embarcaciones que estaban tripuladas en su mayoría por gays, quienes los convidaron con cervezas y tequilas  en abundancia. A todo esto, en el barco no había quien cocinara y sirviera la cena. La gota que colmó el vaso, fue que invitaron a toda la gente del yate a subir a bordo, a seguir tomando. El jefe de cubierta, de apellido Rebagliati, fue a increparlos y Pastilla Rodriguez lo corrió con una cuchilla y se la clavó en la puerta del camarote. Éste ante tal situación llamó a la policía de Los Ángeles diciéndole que se habían amotinado unos tripulantes. Ante tal situación, arribaron unos patrulleros de la Policía Portuaria de San Pedro y los llevaron detenidos a Pastilla Rodríguez, Pechito Mancinelli, Pinda Siepe y el ururguayo Kukú. Estuvieron dos o tres días detenidos en una comisaría de Los Ángeles, los sumariaron por motín a bordo y resistencia a la autoridad y luego los liberaron bajo una fianza que tuvo que pagar la empresa. Por lógica fueron despedidos  del Dundrum Bay y fueron deportados en avión para la Argentina. Pechito fue el único que quedó a bordo, siguió como cocinero. 

El Dundrum Bay zarpó desde California hacia el puerto de Rosario, en Argentina, después de haber estado varios días en puerto. Luego de casi 25 días de navegación, llegó a Rosario donde luego de algunas reparaciones y cargar cereal, zarpó para Europa, pero en el transcurso de la navegación tuvo un incendio y una avería en máquinas. Por esa situación se quedó sin propulsión propia, por lo cual, hubo que pedir un remolcador de mar al puerto de Dakas (Senegal), África; no estaba a muchas millas de distancia, así que vino el remolcador y llevó al buque hasta el puerto de Dakas. En ese viaje el único que quedaba a bordo de los que embarcamos en White era Enrique Serra “El Colorado”. En Dakas estuvo unos cuantos días, cerca de un mes, y como el barco no tenía arreglo, hubo que llevarlo a Holanda, al puerto de Rotterdam, donde procedieron a desguazarlo quedando en su morada final.

Fin del viaje

Algunos tripulantes del Dundrum Bay que recuerdo en este momento:

Patricio Bosquiazzo: Contramaestre
Ruben H, Santamaría (Cacho): Mozo de oficiales
Moreira: Mayordomo
Guerino Mancinelli (Pechito): Cocinero
Enrique Serra (Colo)
Polio (Chichín)
Raúl Panale (Negro): Marinero
Jorge Rodríguez: Peón cocina
Josñe Frigole (El Mendocino)
Albricio (Niya): Marinero
Roberto Orzali (Chapa): Mozo oficiales
El Uruguayo (Cucu): Marinero
Jorge Siepe: Lavandin
José Cosa: Capitán
César Rebagliati: (1º Oficial cubierta)
Jefe mñaquinas?
1º Maq. Montes
Tino Di iorgio: Marinero pañolero
Bocha Tailor: Marinero 

2 comentarios:

F O L E N dijo...

Perdón, pero en la transcripción dos o tres veces se alude a Guarino Mancinelli, como Pedrito, cuando (después se aclara en el relato) corresponde Pechito.
Gracias Roberto por los recuerdos
Tino

Ferrowhite dijo...

Es cierto, Tino. La función de autocorrección de nuestro editor de textos insiste en poner "Pedrito" cada vez que escribimos Pechito. Gracias por la lectura atenta.