miércoles, 17 de junio de 2020

TODO LISTO

El sábado en el encuentro -ahora virtual- de todas las semanas, encaramos la difícil tarea de ponerle nombre a nuestro proyecto de las huertas. Desde el viernes comenzaron a llegar al grupo de whatsapp del Prende mensajes mostrando agendas, fibras, lápices y gomas, contando que estaba "Todo listo!"



Esa mañana de frío, cambiamos la pala por el lápiz, los surcos en la tierra por los renglones en la hoja, y empezamos a trabajar con las palabras. Comenzamos preguntándonos qué es una constelación. En conversaciones por grupos, ‘universo’, cielo’, ‘grupo’ y ‘conjuntos de estrellas’ fueron algunas de las respuestas que surgieron entre grandes y chicxs.

Silvia nos contó que esos conjuntos de estrellas forman dibujos en el cielo y que, como cada unx de nosotrxs, tienen nombres. También que puede haber constelaciones o universos de otras cosas, por ejemplo de palabras. "Esas son una cosa tremenda", dijo, porque se van juntando y agolpando en nuestras cabezas desde que estamos en la panza de nuestras mamás. Las palabras nos sirven para comunicarnos con otras personas, para expresar lo que nos pasa, pero también tienen el don de divertirnos: por cómo suenan, cómo riman con otras y por las asociaciones -a veces disparatadas- que nos despiertan.

                                               

Arrancamos entonces jugando. Escribimos la palabra ‘huerta’ en el centro de una hoja y la repetimos en voz alta un par de veces. Prestándole atención al sonido que hacía cuando la leíamos, alrededor de esta palabra estrella (como si fuera el Sol de nuestra constelación) anotamos las que primero se nos vinieron a la cabeza: ‘puerta’, ‘muerta’, ‘tuerta’, ‘compuerta’, ‘cierta’, ‘cubierta’, ‘divierta’…

En un segundo anillo, apuntamos aquellas otras que nos hacían acordar de nuestro proyecto desde que lo iniciamos. Podía tratarse de cosas, acciones, recuerdos o emociones. Y ahí fueron apareciendo lo que sentí haciendo la huerta: ‘Prende’, ‘semillas’, ‘patio’, ’regar’, ‘lechuga’, ‘pachamama’, ‘pala’, ‘sol’, ‘gusano’, ‘asco’, ‘espantapájaros’, ‘yuyo’, ‘barro’, ‘sucio’, ‘rastrillar’, ‘energía’, ‘adrenalina’, ‘hortalizas’, ‘uva’, ‘felicidad’, ‘remolacha’, ‘ansiedad’, tomate’, ‘gracias’…


En un tercer momento, tratamos de componer frases relacionando las palabras de los tres anillos de este juego. Salieron estos títulos posibles (y ahora tendremos que ponernos de acuerdo para decidir con cuál nos quedamos):


La puerta a la huerta me conecta
Prender 40 huertas
Abramos puertas para más huertas
Conjunto de sentidos hacen de la huerta mi camino
40 espantapájaros para estos mirlos
Las manos en mi huerta con la tierra me conectan
40 huertas para espantar al virus
La huerta me conecta con las siembras del año en el Prende
Abramos más puertas, qué haya más huertas
La huerta me conecta con el año en el Prende
Orquesta de sentidos en la huerta compartimos
40… a vuelo de pájaro
¡¡¡ A sembrar vecinos!!!
Abramos la tierra, sembremos semillas
Basta de tomates plásticos, hagamos más huertas
Comamos más sano sembremos en casa


¿Y para qué tanto título? Al final del taller, revelamos el secreto. Resulta que estamos buscando un nombre para el proyecto que, junto con la Cooperadora del Centro de Salud de Ingeniero White, vamos a presentar en la convocatoria del Programa Nacional Puntos de Cultura. A través de la construcción de cajones-invernaderos y la realización de encuentros, visitas y talleres, nuestra intención es fortalecer y potenciar las huertas de las 40 familias que estamos participando de este proyecto. Crucemos los dedos.

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