martes, 13 de marzo de 2012

CÓMO FUNCIONABA EL PLANTEL DE SATURACION Y RECUPERACION DE ESTOPA (SECCION 84)

Toda la estopa que se usaba para lubricar los ejes de las ruedas de locomotoras a vapor y vagones se preparaba en Talleres Bahía Blanca Noroeste. Hace dos años estuvimos recorriendo el sitio donde estaba el galpón de plantel de estopa con Humberto Gómez quien fue capataz de esa sección hasta su cierre definitivo a fines de la década del 80. 


Así, según nos explicó, funcionaba la sección 84, PLANTEL DE ESTOPA:

La estopa (que se obtiene deshilando trapos y restos de género de diversa clase y recortes de tejeduría) fue utilizada hasta mediados de la década del 70 como medio de lubricación para evitar la fricción y el recalentamiento de las ruedas, tanto de locomotoras de vapor como de vagones. En los galpones de alistamiento diario, en las estaciones de la línea había operarios, los estoperos encargados de colocar en cada caja un paquete de estopa empapada en aceite, de reemplazar la estopa seca y de despachar en tambores la estopa usada. Tanto la preparación de la estopa saturada en aceite,  como la recuperación de la estopa y el aceite usados se hacía en Talleres Bahía Blanca Noroeste, precisamente en la planta de lavado y restauración de estopa.


Talleres Bahía Blanca fue el principal centro de preparación de paquetes y rollos de estopa saturada de todo el sur argentino. La estopa “nueva”, sin usar llegaba en fardos de 300 kilos, envuelta en arpillera. Se recibían dos tipos de estopa, la que se usaba en las cajas de ejes de vagones, compuesta de un 70% de algodón y el 30% de lana; y la que se aplicaba a los ejes de las locomotoras (que se calentaban mucho más y necesitaban más aceite) con un 30 % de algodón y 70% de lana. Un operario se encargaba de cardar la estopa, es decir, de separarla, de sacarle las impurezas (fierritos, alambres, piedras) y de preparar fardos de 34 kilos. Luego, la estopa se colocaba dentro de las dos bateas, de ocho compartimentos, cada una, y debajo de las cuales había una serpentina de vapor con la que se calentaba el aceite que llegaba por medio de un sistema de cañerías desde los tanques aéreos ubicados sobre las muros del galpón. Para que la estopa quede bien impregnada era importante no solamente la temperatura del aceite sino también el tiempo de reposo habitualmente se la dejaba desde las doce del mediodía hasta el otro día a las cinco de la mañana. A las 5 de la mañana se abrían los grifos  y la estopa se iba escurriendo y luego se preparaba el tambor, junto a la balanza, hasta que se llegaban a los 125kgs netos: 34kg de estopa y 91ks de aceite. La estopa tenía que quedar bien untada, pero –fundamental- no tenía que chorrear aceite. Sumando el peso del propio tambor y la tapa, quedaba listo en 200 kg, y se lo preparaba para ser despachado.  


Además de la estopada que se usaba para lubricar, se preparaban rollos de estopa, que se usaban para impedir la salida del aceite de la caja y evitar que entre tierra o arena en la caja. Para eso, había en plantel de estopa siete máquinas para fabricar rollos, las rolleras, conectadas entre sí por un sistema de transmisión. Cada máquina tenía dos rueditas, una para trabajar y otra para pararla: se ataban las hiladuras de la estopa en una punta, se ponía en marcha la máquina, como si fuera un huso y al ponerse en funcionamiento la rollera, iba enrollando la estopa, de mayor a menor en forma de “chorizo”, grandes o chicos, según si eran para cajas de ejes grandes o vagones chicos. Por día, cada operario hacía unos 185 rollos grandes y 210 chicos. Los rollos se iban poniendo en canastos, que luego se tapaban y se colocaban dentro de otra batea con un guinchecito a mano, a cadena; al otro día cuando venía los levantaban de vuelta, los escurrían y los ponían en tambores. Como era un trabajo liviano y sendentario, a las rolleras iban quienes estaban accidentados, con problemas de cintura o quebraduras.  


La recuperación y reutilización de la estopa y el aceite era un aspecto fundamental de esta sección. Los rollos usados se desechaban (se usaban generalmente para hacer fuego), pero el grueso de la estopada usada era devuelta al taller. Se la colocaba en las centrífugas durante una hora, se la preparaba y se la centrifugaba dos veces más. Cuando la sacaban, (a estopa negra, negra, salía blanca , dice Rubén Sánchez) había un obrero encargado de cardarla, sacarle las impurezas  y prepararla para ser impregnada nuevamente.  


No solamente se recuperaba la estopa sino también el aceite: las tres centrífugas estaban conectadas a un tanque subterráneo en el que se depositaba el aceite que desprendía la estopa usada; en ese depósito se lo dejaba descansar. Luego era bombeado hasta el más elevado de los ocho tanques aéreos que estaban emplazados en la parte más alta del muro perimetral del galpón: estos tanques, de más o menos trescientos cuatrocientos litros, estaban todos conectados entre sí, con una leve diferencia de altura uno de otro.


La tierra y las impurezas del aceite decantaban; y después de un intervalo, iba pasando de un tanque a otro, hasta que quedaba completamente limpio y en condiciones para ser bombeado nuevamente a las bateas de saturación y reutilizado.


En esta sección llegaron a trabajar 28 obreros: el que manejaba la centrífuga y el que cargaba la estopa, y después uno en cada una de las 7 rolleras, y los que descargaban y cargan los tambores llenos de estopa (que rotaban todos los meses). En la oficina había un pizarrón, un tablero numerado, grandísimo, con pitones que indicaban en qué estación estaban los tambores, cuándo había sido despachados, si a los tres meses no habían sido devueltos, se reclamaban. cuando había que preparar el vagón con tambores para despachar a la zona, se iba ubicando al fondo el tambor de la estación mas distante para que los fueran descargado de manera ordenada. Nosotros reclamábamos los tambores con la estopa y cuando venía la descargábamos con un vagón entonces los rollos que traían no servían, se gastaban para encendido. 


En una época los operarios de esta sección usaban zuecos de madera. Por otro lado, los que trabajaban en las rolleras no podían tener ni corbata ni anillo:  


Un día vinieron del seguro, empezaron a revisar y había uno con corbata y otro con anillo entonces me dijeron, “¿Por qué esta ese hombre con corbata?  si lo agarra la rollera lo ahorca. No puede trabajar con corbata. Y con anillo tampoco, si se engancha el anillo con unos hilos de estopa se lo lleva la mano y eso después tiene que pagar el seguro” , lo prohibieron.  


Hasta los años 90, hasta el taller siguió proveyendo la estopa saturada y chorizos estopados y repartiendo entre 200 y 300 tambores mensuales entre los ferrocarriles Sarmiento y Roca. 


* La "biblia" para entender cómo se prepara la estopa y cómo se pone la estopa en vagones y locomotoras es el libro publicado por el Ministerio de Industria y Comercio de la Nación, YPF, Lubricación de ejes, s/f. (publicado entre 1949 y 1958, fecha en que ese ministerio fue convertido en secretaría)

* Plano: FCS, FCBBNO: Disposición propuesta del plantel para limpieza e impregnado de estopa, 1943. Gentileza: Héctor Guerreiro.

2 comentarios:

F O L E N dijo...

Ana:
En la parte inicial dice;
"Se recibían dos tipos de estopa, la que se usaba en las cajas de ejes de vagones, compuesta de un 70% de algodón y el 30% de lana; y la que se aplicaba a los ejes de las locomotoras (que se calentaban mucho más y necesitaban más aceite) con un 30 % de lana y 70% de algodón"
Creo que debe haber un error, porque los porcentajes son iguales.
Esos "chorizos" se usaban de contrabando para encender las salamandras, ya que ardían enseguida y lograban que se encendieran de inmediato las piedras de carbón.
Con afecto
Tino

Ana Miravalles dijo...

Ay, sí, Tino, me confundí con los porcentajes ya que Gomez me explicó muy claramente, que era uno a la inversa de otro! Ya corrijo, Gracias!
saludos