En 2018, a pedido del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, tuvimos la oportunidad de relevar las maquinarias y objetos que quedaban dentro de la usina que la compañía inglesa Ferrocarril Sud había inaugurado un siglo antes, en 1908. Encontramos motores desarmados, una grúa puente, columnas y correas de transmisión, restos dispersos del gran mecanismo que la segunda revolución industrial estableció en nuestra zona.
Un detalle nos llamó la atención: en casi todas las piezas se pueden leer letras, palabras, cifras. En esos signos cubiertos de mugre y de herrumbre, está escrita parte de la historia de este puerto y de las empresas ferroviarias que lo operaron.
Trabajando en ese ejercicio de desciframiento estamos, con vistas al V Coloquio Internacional sobre Patrimonio Cultural Portuario, organizado por el Núcleo de Ciudades Portuarias Regionales, del IDEHESI-CONICET.
Al comienzo de la cuarentena, le preguntábamos a una amiga:
–Y Titi, ¿cómo se te pasa el tiempo ahora? –Y… te dicen “quedate en casa”. Claro, ¡es fácil decirlo! Estos pibes son seis, siete, que están en una sola habitación y en una cocinita de 3x3. ¿Cómo les hacés entender que tienen que estar adentro? Eso me bajoneaba. Y que la gente no tenía alimentos. Hasta que empezaron a dar.
Desde los primeros días de la pandemia, vecinxs del Bule y Saladero, sensibles a la realidad que percibe Titi, arman y distribuyen bolsas con mercadería, organizan ollas populares, hacen entregas de verduras y viandas de comida casera. Si uno de los barrios tiene alimentos que el otro necesita, ahí nomás se avisan: ‘Candela empieza a conseguir cosas, pero ya era en menor cantidad y no nos servía para el Bulevar, entonces le presento a Katty, porque la olla popular de Katty era más chica, en el sentido que en Saladero no hay tanta población’. También sostienen proyectos, en red con organizaciones y sociedades de fomento, como una huerta y un roperito comunitarios.
Estas prácticas de ayuda mutua surgidas en la emergencia por el Covid 19 actualizan historias de mujeres de los barrios populares de Argentina durante los años ’90. Para enfrentar las consecuencias del neoliberalismo sobre la calidad de vida de las familias, las mujeres repartieron su tiempo entre los trabajos formales e informales, los de la casa y, los que se hacen en comunidad.
A la largo de los tiempos, las crisis han permitido que el protagonismo de la mujeres se visibilice. En contextos como estos y aquellos, también se implican en la gestión de lo público, se involucran en negociaciones, demandas y reclamos: ‘¿y si esto no es emergencia? estamos dando de comer a muchas personas y necesitamos el agua, así que vamos a ver si conectan esta semana, más que feliz voy a estar’.
Lo que Titi, Cocó y Katty ponen en palabras nos muestra que la pandemia evidencia y profundiza las asimetrías ya existentes, que las desigualdades impiden que todxs podamos cumplir con las recomendaciones sanitarias de la misma forma, y que por eso muchxs, además de incorporar las nuevas recomendaciones de autocuidado, se dispusieron a cuidar de la salud de otras familias.
Las familias del taller Prende se suman a la iniciativa "Plantineros Solidarios" del Programa Prohuerta del INTA para cultivar en red y multiplicar huertas en toda la ciudad.
Bahía[in]sonora y el museo taller Ferrowhite invitan a artistas argentinos y extranjeros a participar de la tercera edición de "La llamada", muestra de miniaturas sonoras a ser reproducidas este año en modalidad on-line. Esta nueva edición de la convocatoria se pregunta ¿A qué prestar oídos en estos tiempos inauditos? y adopta por tema tres adjetivos que parecen enredarse hoy en una trama intrincada: "Vital, viral, virtual".
Se seleccionarán ocho miniaturas de hasta sesenta segundos de duración que serán presentadas en el Bandcamp de Bahía[in]sonora y Ferrowhite a partir del lunes 5 de octubre de 2020. Se prestará especial atención a aquellas obras que a partir del eje conceptual exploren la relación entre registros documentales y experimentación creativa.
La selección estará a cargo de un jurado compuesto por Raúl Minsburg, Ricardo de Armas y Nicolás Testoni, coordinadores de Bahía[in]sonora.
Las postulaciones se recibirán hasta el domingo 20 de septiembre de 2020. Los resultados de la convocatoria serán publicados el lunes 5 de octubre del corriente año en los sitios del museo (www.museotaller.blogspot.com) y de Bahía[in]sonora (https://www.facebook.com/BahiaInSonora/). Los artistas seleccionados serán notificados por correo electrónico.
Las obras deberán ser enviadas a ferrowhite@gmail.com a través de un link de descarga de wetransfer (no otro servicio) ajustándose a las siguientes parámetros técnicos: 44.100 Hz - 16 bits - estéreo (wav o aiff). En el nombre del archivo deberán consignarse el título de la obra y su autor. Junto al archivo de sonido, deberá enviarse, además, un documento de texto en formato docx o pdf en el que constarán el nombre de la obra, el nombre de su autor, un correo electrónico de contacto, una breve sinopsis sobre la obra, una breve referencia biográfica del compositor, y una imagen identificatoria (de, al menos, 1400 x 1400 px).
En el taller de Corte y Confección fabricamos un mameluco para encarar todas esas tareas que las mujeres hacemos en casa pero que no siempre se reconocen como un trabajo.
Pedro Marto no tiene Instagram ni Facebook. Tampoco charla por Skype o por Zoom. Pedro conecta con el mundo a través de sus dibujos. En su cocina del barrio Saladero, le da forma a los rostros y a los paisajes de la vida que extraña. Es su manera de permanecer cerca de las calles del barrio y de los amigos del baile. Y es, también, un modo de prepararse para, apenas se pueda, arrancar de nuevo.
¿De qué está hecha la colección de un museo? De cosas, claro, pero también de la curiosidad de quienes las interrogan como si en cada una se abriera la puerta a un mundo desconocido. En esta entrada al blog, Ezequiel Semo nos cuenta la historia detrás de un par de botas ferroviarias.
Hace algunos años, junto a un amigo, visitamos un taller ferroviario. No recuerdo si era Victoria, Mechita o Gambier, en La Plata. Recorriendo sus rincones y en un sector abandonado, con piletas, tipo vestuario o comedor, encontramos un par de botas. Apoyadas en un mueble, estaban muy dañadas por el intenso uso, pero con su suela amarilla y sus cañas todavía erguidas, con orgullo, resistiendo el paso del tiempo. Las mismas eran marca Narvic y en sus laterales izquierdos tenían el aplique de goma en relieve de FERROCARRILES ARGENTINOS: uno por bota. Ni lerdos ni perezosos, rescatamos los apliques que se despegaron sin casi hacer esfuerzo. Hoy me arrepiento de no haber llevado el calzado.
En el universo del uniforme ferroviario, las botas formaban parte del "equipo de lluvia" que junto a la capa azul, o al conjunto pantalón - chaqueta impermeable naranja eran provisto a cambistas, limpiacoches, auxiliares y peones de estación. Las había con punteras de acero y sin punteras.En la foto vemos a Esteban Martini, ferroviario y fundador del Museo Ferroviario Del Tuyu, como cambista en la estación Mercedes del Sarmiento, año 1985. y aunque las botas que calza no tienen los apliques de FA, nos permiten ilustrar muy bien a este calzado en su ámbito de trabajo: los durmientes, el aceite, el balasto, los coches y vagones. He visto otras marcas además de las Narvic y hasta algunas sin logo del fabricante pero con sello de Raies S.A., una empresa pergaminense proveedora de uniformes.
Para concluir, en el año 2015 investigando en la colección de uniformes del archivo de Ferrowhite, encontré un saco de gabardina verde, de maquinista, el cual en su bolsillo del pecho llevaba pegado un aplique de los que vemos en la foto! Sí, el usuario, le pegó un aplique de bota a un saco! De este "encuentro calzado", es que mi amigo me cantó una canción que seguro pertenecía a la publicidad y que hoy la sigo cantando: Póngase las Narvic!