Los
ferroviarios que hemos entrevistado en estos años no solamente nos han contado
sus historias, sus experiencias y sus oficios: todos de un modo u otro han
planteado sus ideas acerca de cómo podrían mejorarse los ferrocarriles y qué
características específicas debería tener esa reorganización en una zona de
tanta importancia como la de Bahía Blanca. Y más allá de la factibilidad
inmediata de las ideas propuestas, hay varios puntos en los que las coincidencias
son notables.
A
principios de este año Juan Carlos Cena nos invitó a participar de su próximo libro
“Ferrocarriles Argentinos. Destrucción / Recuperación.”. Con la premisa de la
reconstrucción en mente, consultamos a Darío Aldo Temperini, Mario De Simón,
Adolfo Blasco, Raúl Rial y Pedro Caballero, y a partir de sus escritos y
comentarios elaboramos este informe, que esperamos sirva como un punto de
partida posible para todo lo que queda por hacer de acá en más.
ALGUNAS IDEAS SOBRE LA RECUPERACIÓN DE LOS FERROCARRILES
EN LA ZONA DE BAHÍA BLANCA E INGENIERO WHITE
Una
empresa ferroviaria al servicio de los argentinos debería de ser, sin duda, el
resultado de una política de Estado y debería formar parte de una empresa
nacional que articule de modo coordinado todo el sistema de transporte y
logística del país.
Esa
empresa ferroviaria tendría que estar descentralizada; en las ciudades de
importancia estratégica como Bahía Blanca, Olavarría, San Antonio Oeste, o
Neuquén, tendría que haber subgerentes operativos, con autonomía para resolver
problemas y tomar decisiones sin necesidad
de consultar constantemente a una gerencia en Buenos Aires. En ese sentido
sería fundamental evitar la estructura burocrática que en otros tiempos
caracterizó a la empresa Ferrocarriles Argentinos, cuyo esquema de gerentes,
jefes o presidentes no hacía más que repetir la estructura que funcionaba al
frente de cada uno de los cuatro ferrocarriles (Roca, Sarmiento, Mitre y
Urquiza), y cuya función no era estrictamente ejecutiva sino política.
Teniendo
en cuenta la ubicación tanto del puerto como de la ciudad, Bahía Blanca debería
convertirse nuevamente en uno de los centros operativos de esa empresa
nacional, desde cuya jefatura a nivel local se coordine todo el tráfico de
pasajeros y mercaderías de la región, el alistamiento y reparación de locomotoras,
coches y vagones de carga y el aprovisionamiento de partes, repuestos y
materiales necesarios.
Dado
que al puerto de Ingeniero White llega todo el cereal que se produce en la zona
del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, sería
fundamental implementar
el transporte a puerto de las cosechas por ferrocarril, reactivando las vías
que convergen hasta este punto, como un abanico, desde
Darregueira, Pringles, Dorrego. Lo mismo podría suceder con el transporte tanto
de fruta como de petróleo desde Neuquen, y el valle del Río Negro. A futuro se
podría realizar incluso una modificación radical del sistema de circulación
ferroviaria en el puerto de Ingeniero White, haciendo que las vías sean
paralelas y no perpendiculares a los muelles, con un trazado semicircular de
entrada y salida, descargando el cereal con el vagón no detenido sino a marcha
lenta sobre las rejillas, lo que permitiría operar a mayor velocidad y reducir
a lo estrictamente necesario los mecanismos de control, evitando básculas,
silos por un lado, y embotellamiento de camiones en los accesos a puertos por
otro.
El otro eje central de la
recuperación del ferrocarril en esta zona es, sin duda, el desarrollo de
transporte de mercadería con contenedores, que actualmente se realiza casi en
su totalidad por camiones, tanto la que llega al muelle multipropósito de
Ingeniero White como la que circula hacia la Patagonia.
Un
paso fundamental sería renovar totalmente las vías, tanto las que van hacia
Buenos Aires, como hacia las diferentes localidades de la región para lograr un
eficiente servicio de pasajeros, desarrollar velocidad y garantizar la
seguridad para vehículos, viajeros y personal ferroviario. Así se reactivarían
los trenes de pasajeros desde y hacia el interior de la provincia de Buenos
Aries, así como hacia el sur del país, y ese tráfico revitalizaría a muchos
pueblos que agonizan.
Para ello, en la ciudad de Bahía Blanca, sería imprescindible modernizar
radicalmente la estación Sud, tanto la playa y el edificio, como la
infraestructura de servicios. Después, con el tiempo, se podría pensar en la
implementación de trenes suburbanos, complementarios del transporte de
colectivos –hoy en crisis en la ciudad- como fueron en otras épocas el tren
obrero entre Bahía Blanca, Puerto Galván e Ing. White, el tren a Punta Alta y
la Base Naval Puerto Belgrano, o los locales a Tres Arroyos, Dorrego,
Patagones, Algarrobo, Medanos.
De
los talleres ferroviarios con que contaba el país, Talleres Bahía Blanca
Noroeste fue uno de los más grandes e importantes ya que no solamente se
ocupaba de la reparación y reconversión de toda clase de vagones de carga y
vehículos (furgones, chatas, tanques) sino que abastecía de piezas y repuestos
a todos los talleres, galpones y estaciones de la línea. Como cabecera de zona,
Bahía Blanca debería recuperar también esa función. Sin embargo en el
transcurso de estos veinte años, esos talleres han sido desmantelados y
demolidos. Por eso, debería montarse en la ciudad un taller de características
similares. Una posibilidad sería aprovechar el inmenso predio donde están las
instalaciones de los talleres Coronel Maldonado para transformarlos en una base
operativa para la reparación de locomotoras y vagones de pasajeros y de carga,
modernizándolos, tanto desde el punto de vista edilicio como de maquinarias y
tecnología, ampliando el plantel de personal y recuperando la tradición de
formación de aprendices y de
capacitación de estudiantes de las escuelas técnicas. Los talleres Spurr, en
cambio, que se encuentran actualmente en manos privadas y plenamente
operativos, podrían seguir teniendo a su cargo la reparación general de las
locomotoras. Del mismo modo, y debido a su estratégica ubicación en el corazón
del puerto, el depósito y galpón de locomotoras de Ingeniero White tendría que
recuperar su función como centro de alistamiento y distribución de locomotoras.
Habría que techar el abanico, y el taller de Vías y Obras también debería ser
modernizado.
Se podría asegurar que una empresa
así, con una administración eficiente podría estar en condiciones de cumplir
una función social uniendo grandes ciudades y pequeños pueblos a lo
largo y ancho del país, y con los hermanos países de Latinoamérica.
Informe
elaborado por Ana Miravalles en base a los testimonios y escritos de:
-
Darío Aldo Temperini, superintendente en Ing. White y Subgerente del
Ferrocarril General Roca y Sarmiento.
-
Mario De Simón, jefe de Talleres Bahía Blanca Noroeste.
-
Adolfo Blasco, ayudante de superintendencia de Ingeniero White y Jefe de
zona Locomotoras Ing. White.
-
Raúl Rial, jefe de la oficina técnica de Talleres Bahía Blanca Noroeste y Jefe
de Almacenes Bahía Blanca.
- Pedro Caballero, ajustador
mecánico en el Galpón Locomotoras de Ing. White y en Talleres Maldonado.