Ayer el tema, sin embargo fue esta foto, tomada en el pañol del taller, cuando ya la fundición había sido cerrada, y el personal reubicado. Brini pasó sus últimos diez años en el taller en este local, que estaba junto al inmenso galpón de montaje, haciendo las piezas que le pedían de montaje con estas máquinas roscadoras. La foto debe ser de 1989, calcula él.
La primera entrevista con Néstor Brini fue el 9 de marzo de 2005. En ese momento todavía no teníamos blog, ni sacábamos fotos de manera sistemática pero sí oímos y leímos el texto desgrabado muchas veces: en medio de la bronca por la jubilación mal liquidada y la sensación de frustración causada por el cierre del taller, fluye -como el hierro líquido- una intensa pasión por el oficio. Oyendo sus palabras podemos ver el resplandor del horno encendido, y las chispas en el suelo, y sentir el inmenso peso de las cucharas con las que se trasvasaba el metal y la delicadeza de los modelistas que con sus lancetas y pinceles especiales pintaban los moldes: "cuando pintabas el molde era como si le pasaras un pétalo de rosa".
Esta entrevista fue la base del artículo escrito por Marcelo Díaz y Nicolás Testoni "Asado y fundición" publicado en el catálogo de la muestra "La Normalidad" del proyecto Ex-Argentina, Bs As, febrero-marzo 2006.
Como esto, por ejemplo:
“Líquido
por la canaleta
viene el hierro,
agua, es agua,
mil y pico de grados, cae
dentro de la cuchara
mil kilos
si toca el suelo explota
en pedazos,
como una bomba,
hierro líquido
para todos lados
como una bomba
al tocar el suelo
se
so
li
di
fica
de golpe,
incandescente,
en esquirlas.
Cuando la cuchara pasa
arriba de mi cabeza
pienso
si algún día
se corta
un cable de acero
o algo
no quedamos
ninguno
acá."
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