Cacho Romero, pescador, ocasional "centrojás" de la primera de Comercial a principios de los 60, el que nunca fue a entrenar porque la gimnasia "había que hacerla arriba de la lancha", el que, cuentan sus amigos, en los potreros jugaba en patas y, encima, pateaba los ladrillos de puntín, ese Cacho, celebra los goles de la celeste y blanca, los grita así.
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