viernes, 15 de marzo de 2013

ARQUITECTURA FERROPORTUARIA: ESTACIONES CERRI Y AGUARÁ

En la actual localidad de General Daniel Cerri (denominada Cuatreros hasta principios de los años 40) hubo dos estaciones ferroviarias, la estación Gral. Cerri, construida por la empresa Ferrocarril Sud (línea Zapala Neuquén), habilitada en octubre de 1897, y la Estación Aguará, del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, inaugurada en 1912, sobre la flamante línea en construcción hacia Patagones que años más tarde habría de conectar con la línea del Estado a Bariloche. 


La estación Gral. Cerri, un edificio con paredes de ladrillo rojo con puertas y ventanas de madera, techo a dos aguas de tejas francesas y alero de tejas sobre el andén, emplazado en la zona de Cuatreros Viejo, comprendía además, la casa para el jefe y el personal auxiliar, un galpón de carga y descarga, un molino y un tanque de agua. No fue esta estación, sin embargo, la que marcó el pulso de la vida económica de la localidad. Fue la estación Aguará (una pequeña estación de ladrillos rosados y techo de chapa, como todas las estaciones del Buenos Aires al Pacífico) la que permitió, gracias a su estratégica ubicación a sólo 3 kilómetros de la costa, el desarrollo de la industria frigorífica y lanera.

En efecto, desde la apertura del frigorífico Sansinena en 1903, la llegada y descarga de ganado en pie para el faenamiento se venía realizando en la estación de Villa Olga (perteneciente a la línea construida por el Ferrocarril Bahía Blanca Noroeste-línea a Toay). Pero dos años más tarde se inauguró la lanera Santa María de la firma Soulas en 1905 (que paso a llamarse luego, en 1929, Lanera Argentina), para efectuar el lavado de lana y preparación de cueros y pieles del ganado faenado en el frigorífico. Fue esta firma la que cedió al FCBAP una parte de sus terrenos para una nueva estación ferroviaria, la estación Aguará, a cambio de la construcción y uso sin cargo por 25 años del desvío a la lanera. De ese modo, la apertura de la estación Aguará en 1912, ubicada mucho más cerca del frigorífico y la lanera, permitió agilizar y hacer más rentable el movimiento de los vagones de hacienda, tanto de los que traían animales en pie como de los vagones del tranvía con los que llevaban la carne para ser comercializada en la ciudad de Bahía Blanca. 

Así, entonces, si bien los vagones que llegaban al muelle eran controlados, en realidad, por el frigorífico mediante su propio ferrocarril de trocha angosta, las empresas ferroviarias BAP (hasta 1924), Ferrocarril Sud (entre 1925 y 1948) y Ferrocarriles Argentinos tuvieron a su cargo el tráfico de los desvíos hacia los corrales del frigorífico y hacia la lanera. Pero no fue sólo la industria de la carne la que generó una actividad intensa en esa estación. En 1938 el frigorífico Sansinena fue arrendado por la empresa Argentine Fruit Distributor (subsidiaria del FCS) para exportar fruta a través de puerto Cuatreros de modo que los trenes fruteros del Ferrocarril Sud fletados por esa empresa exportadora llegaban a Sansinena a través de Aguará, y hasta el muelle mediante zorras con locomotoras a vapor.


En cambio, para los pasajeros -obreros en su mayoría- ninguna de las dos estaciones resultaba del todo cómoda porque, incluso si descendían en estación Aguará, se veían obligados a caminar varias cuadras hasta las fábricas, por calles de tierra que, con frecuencia, y en especial los días de lluvia, se volvían intransitables. Por eso en 1924, por iniciativa del gerente del frigorífico, comenzaron a funcionar los ómnibus entre Bahía Blanca y el frigorífico Cuatreros, a cargo de la empresa de Cipriano González, con cuatro servicios diarios de ida y vuelta. Esto provocó una reducción tan considerable de la cantidad de pasajeros por tren que la empresa Ferrocarril Sud en 1929 redujo los servicios diarios y en 1930 suspendió definitivamente los servicios locales de pasajeros a Aguará. Recién en 1947 fueron reactivados, cuando se implementó un nuevo tren local de pasajeros hasta Aguará, con un coche Wickham, que permitía – gracias a las combinaciones en la estación Bahía Blanca Sud con otros trenes locales provenientes de Villa Mitre, Villa Rosas, Ing. White y Barrio Noroeste – que los varios cientos de trabajadores lleguen hasta las puertas mismas de ambas fábricas. Sin embargo, en los horarios de diciembre de 1950 este servicio ferroviario ya no figura, por lo que ni estos intentos por parte de la empresa ferroviaria, ni el estado del camino que muchas veces se volvía intransitable a causa de la lluvia, lograron revertir la preponderancia de los ómnibus.

De este modo, tanto la competencia del transporte automotor como los altibajos producidos en la comercialización y la exportación de la carne y de la fruta se hicieron sentir tanto en una estación como en la otra, pero sobre todo en la de Aguará. En efecto, por un lado, el ritmo y el volumen de las exportaciones de carnes a través de Puerto Cuatreros se vieron afectados por las transformaciones técnicas de esa industria (carne enfriada, congelada, envasada). Por otro, hubo a lo largo del siglo XX, largas interrupciones en la exportación de carnes, una entre 1925 y 1947, que permitió activar en cambio, el comercio de exportación de fruta fresca; y otra entre 1956 y 1959 a causa de un incendio que destruyó por completo las cámaras del frigorífico y que obligó a construir prácticamente a nuevo toda la planta. Finalmente, el comercio de exportación de carnes por el puerto Cuatreros declinó - sobre todo por cuestiones tarifarias- al punto que hacia 1970 toda la producción salía por el puerto de Buenos Aires. En ese contexto, la función de ambas estaciones quedó circunscripta a no ser otra cosa que una estación de paso, dado que los trenes que se dirigían a Zapala y a Patagones prácticamente ya no se detenían ni en una ni en la otra.

Después de la privatización de los ferrocarriles, el edificio de la estación Cerri fue vandalizado y demolido hasta los cimientos. Por su parte, la estación Aguará dejó de funcionar en 1995, pero fue rehabilitada en 2003, cuando se repuso el servicio ferroviario hacia Carmen de Patagones. Las dificultades en el mantenimiento y por último, una tormenta de arena que sepultó las vías en extensos tramos, hicieron que a fines de 2011 queden definitivamente clausurados los servicios de Ferrobaires. Actualmente la estación se encuentra abandonada.



Este texto fue escrito por Ana Miravalles y Héctor Guerreiro para el volúmen 4 de la colección "Cuadernos de historias del sur bonaerense", editado por EDIUNS en el marco del proyecto "La historia cultural de Bahía Blanca y la región: elaboración de materiales didácticos con docentes de nivel secundario desde una mirada crítica".

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