Pero para la Señorita Subjetividad Baldosa y el Señor Bidón Glifosato, el túnel de la Estación Sud conduce aún más lejos, o mejor dicho, más profundo. Vincula, a través del “agujero negro del dinero”, las razones de la llegada del tren a esta zona con las razones de su posterior destrucción. Porque para la Señorita Subjetividad Baldosa y el Señor Bidón Glifosato el túnel no pasa simplemente bajo la estación, se hunde, además, en la “pavorosa pampa”. Como si en la oscuridad del pasaje subterráneo fuera posible indagar, con linterna de minero, en el sustrato histórico que modela el paisaje presente. Leer, por ejemplo, en las crónicas y los discursos de la llegada del tren a Bahía Blanca, la gramática primitiva del agronegocio actual y de la “cultura transgénica” que porta consigo.
El túnel, nos gustaría pensar, une el pasado con el futuro, los recuerdos con la imaginación del porvenir, pero el tránsito en cualquiera de estas direcciones continúa siendo una incógnita. En definitiva, no encontramos nada en este pasaje salvo el aviso de cosas extraviadas: “¡Se perdió! Responde al nombre de Talleres Bahía Blanca Noroeste. Si lo viste llamanos. Gratificaremos devolución.” ¿Qué hacemos con este túnel ahora que volvimos a saber que existe? En principio, no volver a olvidar que allí nos sigue esperando.
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