jueves, 29 de junio de 2017

GUÍAS EXTRAVIADXS

El diccionario dice que 'guía' es la persona que "conduce, dirige, aconseja u orienta" a las demás. El guía enseña por dónde ir. Pero en un museo ¿Hay caminos equivocados? Además de señalar, el guía habla, platica, parlamenta. Busca por todos los medios hacerse escuchar. Así que no es raro encontrarlo afónico al final de la jornada. (El guía siempre agradecerá un tecito). El guía narra, comenta, precisa. En su voz cada cosa adquiere un nombre y todos los nombres cierto hilván. ¡Pero atención! Un exceso de énfasis lo hará pasar por un predicador. ¿Sin guías el mundo aún tendría explicación? Más a menudo, sin embargo, la avalancha escolar lo toma por un maestro o por un animador de fiestas infantiles. Pero ¿Funciona el guía como ese docente peripatético o ese payaso pedestre que grandes y chicos esperan que sea? Fiador de una autoridad museográfica que hace rato entró en default, el guía ya no quiere dar "visitas guiadas". Prefiere que lo llamen "mediador", "educador no formal", pero casi nadie le lleva el apunte. Ante sus ojos desfilan, jornada a jornada, comunidades caóticas. El guía tiene curiosidad de sociólogo y responsabilidades de pastor. Es un etnógrafo que jamás salió de su aldea. No ha visitado el mundo, pero el mundo ha llegado de visita. Tal vez la clave de su fisonomía no haya que buscarla en su formidable dedo didáctico, sino en esos pies de soldado que maneja con ligereza de bailarín. El guía camina, camina y camina, y su andar marca el paso de todo un pelotón. El guía es un maratonista del patrimonio. ¿Tendrá también algo de actor? ¿No sospechamos en sus gestos una dramaturgia secreta? La gente algo debe verle porque las visitas guiadas nunca bajan de cartel. En ellas ¿El guía declama o dialoga? ¿Responde preguntas o formula nuevos interrogantes? ¿El guía escucha? ¿Juega? ¿Se anima a cantar? ¿El guía reconoce el momento indicado en el que restar su figura, hacer mutis por el foro, salir de cuadro, tomárselas?

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